LUNES 6

Morado Lunes II de Cuaresma MR, p. 203 (222) / Lecc. I, p. 721

Otros Santos: Victorino de Nicodemia, mártir; Coleta Boylet, religiosa de la Orden de Santa Clara; Rosa de Viterbo, virgen y terciaria franciscana.

LA BONDAD DE DIOS
Dn 9,4-10; Sal 78; Lc 6,36-38

En sus meditaciones sobre la naturaleza de Dios, los grandes teólogos, como santo Tomás de Aquino (ca. 1225-1274) y san Buenaventura (1221-1274), insistieron en que la bondad de Dios no es solamente un rasgo importante de su esencia, sino que también es un impulso que casi lo empuja a compartirse abundantemente con todos los seres de su creación. Frecuentemente citaron el lema, originalmente en latín, de que “la bondad es difusiva de sí misma". Es decir, la bondad divina naturalmente anhela dispersarse y darse a todos sin límite. Estas meditaciones teológicas se verifican por nuestro Evangelio de hoy que habla en términos más concretos acerca del don de sí mismo que Dios ofrece a todos como "una bolsa de provisiones generosa, apretada, sacudida, y repleta" (v. 38). En otras palabras, Dios es extremadamente generoso e incapaz de la tacañería.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 25, 11-12

Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí. Mi pie se mantiene en el camino recto, en la asamblea bendeciré al Señor.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que nos mandaste mortificar nuestros cuerpos para sanar nuestras almas, concédenos poder evitar todo pecado y que nuestras voluntades sean capaces de aplicarse a cumplir los mandamientos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Hemos pecado, Señor, hemos cometido iniquidades.

Del libro del profeta Daniel: 9, 4-10

En aquellos días, imploré al Señor, mi Dios, y le hice esta confesión: "Señor Dios, grande y temible, que guardas la alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos. Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidades, hemos sido malos, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas. No hemos hecho caso a los profetas, tus siervos, que hablaban a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo.
Tuya es, Señor, la justicia, y nuestra la vergüenza en el rostro, que ahora soportan los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén y de todo Israel, próximos y lejanos, en todos los países donde tú los dispersaste, a causa de las infidelidades que cometieron contra ti.
Señor, la vergüenza es nuestra, de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti. De nuestro Dios, en cambio, es el tener misericordia y perdonar, aunque nos hemos rebelado contra él, y al no seguir las leyes que él nos había dado por medio de sus siervos, los profetas, no hemos obedecido su voz". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 78, 8. 9, 11.13.
R/. No nos trates, Señor, como merecen nuestros pecados.

No recuerdes, Señor, contra nosotros las culpas de nuestros padres. Que tu amor venga pronto a socorrernos, porque estamos totalmente abatidos. R/.
Para que sepan quién eres, socórrenos, Dios y salvador nuestro. Para que sepan quién eres, sálvanos y perdona nuestros pecados. R/.
Que lleguen hasta ti los gemidos del cautivo; con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte. Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre y de generación en generación te alabaremos. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 6, 63.68
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.

EVANGELIO

Perdonen y serán perdonados.

Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 36-38

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida, apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida con que midan, serán medidos".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe benignamente, Señor, nuestras plegarias y libra de las seducciones terrenas a quienes has llamado a servirte en estos celestiales misterios. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio IV de Cuaresma, MR, pp. 497-501 (493-497).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 6, 36

Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Que esta comunión, Señor, nos limpie de pecado y nos haga participar en los gozos del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO. Opcional.

Fortalece, Señor, los corazones de tus fieles y afiánzalos con la fuerza de tu gracia, para que sean fervorosos en la oración y sinceros en el amor mutuo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.