DOMINGO 5

Morado Domingo II de Cuaresma MR, p. 201 (220) / Lecc. I, p. 57

Otros santos: Teófilo de Cesarea, obispo; Juan José de la Cruz, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores. Beato Jeremías de Va1aquia, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos.

¿PARA QUÉ SIRVE LA CUARESMA?
Gén 12,1-4; Sal 32; 2 Tim 1, 8-10; Mt 17,1-9

Cada segundo domingo de Cuaresma leemos el Evangelio de la transfiguración de Jesús. Este año tenemos el de Mateo, que difiere sólo en pequeños detalles de los demás sinópticos. Por ejemplo, en contraste con Marcos 9, 2-9 y Lucas 9, 28-36, Mateo compara la ropa de Jesús a la luz blanca y Pedro utiliza el título de "Señor" para dirigirse a Jesús. Mas importante es la combinación del Evangelio de Mateo con el inicio de largo peregrinaje de Abram, que se encuentra en Génesis. Es como si la combinación de estas dos lecturas nos enseña que nuestro peregrinaje a lo largo de la Cuaresma y de la vida puede terminar en bendiciones aún más magníficas de las que Dios promete al patriarca, es decir, terminar en lo que los Padres Griegos llamaron nuestra transformación en seres casi divinos.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 24, 6. 3. 22

Mi corazón me habla de ti diciendo: "Busca su rostro". Tu faz estoy buscando, Señor; no me escondas tu rostro.

O bien: Cfr. Sal 24, 6. 2. 22

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas. No permitas que nos derrote el enemigo. Sálvanos, Dios de Israel, de todas nuestras angustias.

No se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Señor, Dios, que nos mandaste escuchar a tu Hijo muy amado, dígnate alimentarnos íntimamente con tu palabra, para que, ya purificada nuestra mirada interior, nos alegremos en la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Vocación de Abraham, padre del pueblo de Dios.

Del libro del Génesis: 12, 1-4

En aquellos días, dijo el Señor a Abram: "Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré. Haré nacer de ti un gran pueblo y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre y tú mismo serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan. En ti serán bendecidos todos los pueblos de la tierra". Abram partió, como se lo había ordenado el Señor. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 32, 4-5. 18-19. 20 y 22.
R/. Señor, ten misericordia de nosotros.

Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. Él ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades. R/.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R/.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos confiado. R/.

SEGUNDA LECTURA

Dios nos llama y nos ilumina.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 1, 8-10

Querido hermano: Comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio, sostenido por la fuerza de Dios. Pues Dios es quien nos ha salvado y nos ha llamado a que le consagremos nuestra vida, no porque lo merecieran nuestras buenas obras, sino porque así lo dispuso él gratuitamente.
Este don, que Dios nos ha concedido por medio de Cristo Jesús desde toda la eternidad, ahora se ha manifestado con la venida del mismo Cristo Jesús, nuestro Salvador, que destruyó la muerte y ha hecho brillar la luz de la vida y de la inmortalidad, por medio del Evangelio. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 17, 5
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

En el esplendor de la nube se oyó la voz del Padre, que decía: "Éste es mi Hijo amado; escúchenlo". R/.

EVANGELIO

Su rostro se puso resplandeciente como el sol.

Del santo Evangelio según san Mateo: 17, 1-9

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bueno sería quedamos aquí! Si quieres, haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: "Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo". Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: "Levántense y no teman".
Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, al Padre de la misericordia, árbitro de nuestros actos y Dios que escudriña lo profundo de nuestros corazones, y, con espíritu contrito, pidámosle que escuche la oración de su pueblo penitente: (R/. Escúchanos, Señor.)
Para que Dios conceda a sus fieles vivir estos días de Cuaresma con verdadero espíritu de penitencia y prepararse a celebrar con fruto el sacramento del perdón. Roguemos al Señor.
Para que quienes se han apartado del camino del bien y han muerto a causa del pecado escuchen en estos días de Cuaresma la voz del Hijo de Dios y vivan, roguemos al Señor.
Para que Dios inspire sentimientos de caridad a los que tienen riquezas y multiplique los bienes de la tierra en bien de todos, roguemos al Señor.
Para que la penitencia cuaresmal aleje de nosotros el amor desordenado a los bienes visibles y sane nuestra aridez espiritual con el deseo de los bienes del cielo. Roguemos al Señor.
Dios nuestro, que llamaste a la fe a nuestros padres de Israel, y a nosotros nos has concedido ser iluminados con la luz del Evangelio, escucha nuestras oraciones y abre nuestros oídos, para que, escuchando siempre la voz de tu Hijo y aceptando en nuestra vida el misterio de la cruz, podamos alcanzar la gloria de tu reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Te rogamos, Señor, que estos dones borren nuestros pecados y santifiquen el cuerpo y el alma de tus fieles, para celebrar dignamente las fiestas pascuales.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

PREFACIO: La transfiguración del Señor.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar; Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. Porque él mismo, después de anunciar su muerte a los discípulos, les mostró en el monte santo el esplendor de su gloria, para testimoniar, de acuerdo con la ley y los profetas, que la pasión es el camino de la resurrección. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo ...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 17, 5

Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Al recibir, Señor, este glorioso sacramento, queremos darte gracias de todo corazón porque así nos permites, desde este mundo, participar ya de los bienes del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO

Bendice, Señor, a tus fieles con una bendición perpetua, y haz que de tal manera acojan el Evangelio de tu Hijo, que puedan debida y felizmente desear y alcanzar la gloria que él manifestó a los apóstoles.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.-¿Para qué somos cristianos? ¿Qué es lo que pretendemos conseguir siguiendo el camino de Jesús? Esta pregunta puede parecer egoísta, pues la finalidad de la vida cristiana debe ser la alabanza a Dios. No obstante, nuestra alabanza a Dios no excluye beneficios para nosotros. De hecho, para la antigua mentalidad hebrea, la alabanza a Dios es, al mismo tiempo, la fuente de vida para el ser humano. Contestando nuestra pregunta, los cristianos han dado diferentes respuestas. Para la antigua Iglesia latina, de la cual descendemos muchos católicos, el fin de la vida cristiana es un poco negativa, es decir, el perdón de nuestros pecados. Para la antigua Iglesia griega, de la cual descienden muchos ortodoxos, es más positivo, a saber, nuestra "theiósis" o asimilación a la gloria divina. Quizá necesitamos de más intercambios ecuménicos para entender la grandeza de nuestra fe común.