DOMINGO 19
Verde Domingo VII del Tiempo Ordinario MR, p. 421 (417) / Lecc. I, p. 44 Semana III del Salterio
Otros santos: Mansueto de Milán, obispo; Lucía Yi-Zhenmei, catequista laica y mártir. Beato José Zaplata, presbítero de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús y mártir
"USTEDES OYERON PERO YO LES DIGO"
Lev 19, 1-2. 17-18; Sal 102; 1 Cor 3, 16-23; Mt 5, 38-48
En nuestra primera lectura encontramos una lista de preceptos que probablemente se originaron en los primeros años de Israel y, recopilados a lo largo de los siglos, formaron una mezcla confusa de preocupaciones morales, éticas y religiosas. Descontento con tal confusión, el autor de Levítico decidió darles una unidad en torno a la preocupación por la santidad de Dios (v, 18). En Mateo, Jesús acepta esta manera de unir todos los preceptos de la Ley Mosaica y, dando un paso adelante, los lleva a su cumplimiento dándoles una profundidad que no tenían antes. Lo irónico es que tal cumplimiento tiene el efecto de anular los mismos preceptos, ya que se exige no un comportamiento exterior, sino disposiciones interiores que desemboquen en una vida que supere la conducta requerida por tales preceptos. Por eso, Jesús dice, "ustedes oyeron... pero yo les digo...".
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 12, 6
Confío, Señor, en tu misericordia. Se alegra mi corazón con tu auxilio; cantaré al Señor por el bien que me ha hecho.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor, que la constante meditación de tus misterios nos impulse a decir y hacer siempre lo que sea de tu agrado. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Del libro del Levítico: 19, 1-2.17-18
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: "Habla a la asamblea de los hijos de Israel y diles: 'Sean santos, porque yo, el Señor, soy santo.
No odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón. Trata de corregirlo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengues ni guardes rencor a los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor' ". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 102,1-2.3-4.8 y 10.12-13.
R/. El Señor es compasivo y misericordioso.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios. R/.
El Señor perdona tus pecados y cura tus enfermedades; él rescata tu vida del sepulcro y te colma de amor y de ternura. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. No nos trata como merecen nuestras culpas, ni nos paga según nuestros pecados. R/.
Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos; como un padre es compasivo con sus hijos, así es compasivo el Señor con quien lo ama. R/.
SEGUNDA LECTURA
Todo es de ustedes, ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 3, 16-23
Hermanos: ¿No saben ustedes que son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Quien destruye el templo de Dios, será destruido por Dios, porque el templo de Dios es santo y ustedes son ese templo.
Que nadie se engañe: si alguno de ustedes se tiene a sí mismo por sabio según los criterios de este mundo, que se haga ignorante para llegar a ser verdaderamente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es ignorancia ante Dios, como dice la Escritura: Dios hace que los sabios caigan en la trampa de su propia astucia. También dice: El Señor conoce los pensamientos de los sabios y los tiene por vanos.
Así pues, que nadie se gloríe de pertenecer a ningún hombre, ya que todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo y Pedro, el mundo, la vida y la muerte, lo presente y lo futuro: todo es de ustedes; ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 1 Jn 2, 5
R/. Aleluya, aleluya.
En aquel que cumple la palabra de Cristo, el amor de Dios ha llegado a su plenitud. R/.
EVANGELIO
Amen a sus enemigos.
Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 38-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha, preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda.
Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.
Porque, si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Invoquemos, hermanos, a Dios todopoderoso con una oración tan pura y humilde, que merezca obtener lo que pedimos:
Por la santa Iglesia, extendida de Oriente a Occidente: para que el Señor la mantenga firme y confiada en medio de las contrariedades y tentaciones del mundo, roguemos al Señor.
Por los que tiene autoridad en el mundo, para que bajo su gobierno podamos vivir en paz y concordia glorificando a Cristo, nuestra esperanza, roguemos al Señor.
Por los que nos desprecian por causa de nuestra fe y por los que persiguen a la Iglesia: para que el Señor les conceda encontrar la verdad, roguemos al Señor.
Por los que estamos aquí reunidos en el nombre del Señor y por aquellos por los que queremos orar, para que Dios nos conceda perseverar en la fe y nos reúna un día a todos en su reino, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que has revelado la fuerza de tu amor en tu Hijo, burlado y humillado en la cruz, escucha nuestras oraciones, haz que seamos dóciles a la voz de tu Espíritu, rompe las cadenas de la violencia y del odio y haz que trabajemos con valentía para que el bien triunfe sobre el mal dando así testimonio de tu Evangelio de paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al celebrar con la debida reverencia tus misterios, te rogamos, Señor, que los dones ofrecidos en honor de tu gloria nos sirvan para la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 9, 2-3
Proclamaré todas tus maravillas; me alegraré y exultaré contigo y entonaré salmos a tu nombre, Dios Altísimo.
O bien: Jn 11, 27
Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, el que tenía que venir al mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios todopoderoso, que alcancemos aquel fruto celestial, cuyo adelanto acabamos de recibir mediante estos sacramentos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- A primera vista, las leyes civiles de nuestras sociedades laicas no parecen siempre compatibles con la vida cristiana. En contraste con la Ley Mosaica y la moralidad del Nuevo Testamento, que gozan de una continuidad natural basadas en la revelación del mismo Dios, las leyes civiles frecuentemente tienen un origen distinto de la moralidad cristiana. Originadas en costumbres sociales no-religiosas, o en otros códigos civiles (p.ej. el Códice Napoleónico), las leyes civiles pueden diferir mucho de la vida cristiana o, en algunos casos, contradecirla. ¿Cómo reconciliar las dos? No podemos separarnos de la sociedad civil y vivir en un aislamiento cristiano; ni siquiera podemos vivir de manera bifurcada, intentando observar la moralidad cristiana en una situación y las leyes civiles contradictorias en otras situaciones. La relación entra la ley civil y la moralidad cristiana parece ser una cuestión abierta.