MARTES 24
Nuestra Señora. Reina de la paz
Blanco Memoria de san Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia MR, pp. 692 (682) y 956 (948) / Lecc. I, p. 536
Otros santos: San Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia. Beato Luigi Prendushi, sacerdote y mártir.
Fue esencialmente un pastor de almas (1567-1622). Fue misionero y después obispo de Ginebra (residente en Annecy), fundó la Orden de las religiosas de la Visitación junto con santa Juana Francisca Fremiot de Chantal. Se hizo todo a todos por medio de la palabra hablada y escrita, y mantuvo conversaciones teológicas con los protestantes. Se preocupaba de todos, pequeños y grandes, y puso al alcance de todos ellos la vida ritual.
LA FAMILIA DE JESÚS
Heb 10,1-10; Sal 39; Mc 3, 31-35
Marcos presenta un episodio acerca de Jesús para dar ánimo a los miembros de su comunidad que sufrían la oposición por parte de sus familias a su conversión a la fe cristiana. En este episodio, Jesús aprovecha la visita de su familia para enseñar algo fundamental: no podemos ser mezquinos con los asuntos del reino, atándolos a nuestra familia biológica. La verdadera familia de Jesús, la familia del reino, traspasa las barreras biológicas y étnicas y la constituyen todos los hombres y mujeres que hacen la voluntad de Dios. Con esta afirmación, Jesús propone una nueva perspectiva sobre la pertenencia a una religión. Para el pueblo de Israel, en los días de Jesús, y también hoy, uno pertenece a su religión principalmente por nacer de una madre judía. En contraste, para Jesús lo que cuenta es la voluntad de cada uno.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sir 15, 5
En medio de la Iglesia abrió su boca, y el Señor lo llenó del espíritu de sabiduría e inteligencia, y lo revistió de gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que para la salvación de las almas quisiste que el obispo san Francisco de Sales se hiciera todo para todos, concédenos que, a ejemplo suyo, mostremos siempre la mansedumbre de tu amor en el servicio a los hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Aquí estoy, Dios mío; vengo para cumplir tu voluntad
De la carta a los hebreos: 10, 1-10
Hermanos: Puesto que la ley de la antigua alianza no contiene la imagen real de los bienes definitivos, sino solamente una sombra de ellos, es absolutamente incapaz, por medio de los sacrificios, siempre iguales y ofrecidos sin cesar año tras año, de hacer perfectos a quienes intentan acercarse a Dios. Porque si la ley fuera capaz de ello, ciertamente tales sacrificios hubieran dejado de ofrecerse, puesto que los que practican ese culto, de haber sido purificados para siempre, no tendrían ya conciencia de pecado. Por el contrario, con esos sacrificios se renueva cada año la conciencia de los pecados, porque es imposible que pueda borrarlos la sangre de toros y machos cabríos.
Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije -porque a mí se refiere la Escritura-: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Comienza por decir: No quisiste víctimas ni ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado -siendo así que eso es lo que pedía la ley-; y luego añade: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios para establecer el nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 39, 2 y 4ab. 7-8a. 10.11.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé en el Señor con gran confianza; Él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.
Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.
No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tu lealtad no los he ocultado a la gran asamblea. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 11, 25
R/. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
EVANGELIO
El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.
Del santo Evangelio según san Marcos: 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: "Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan".
Él les respondió: "¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?". Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: "Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por esta ofrenda se salvación que te presentamos, Señor, enciende nuestro corazón con aquel divino fuego del Espíritu Santo con el que de manera admirable inflamaste el corazón lleno de mansedumbre de san Francisco. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 12, 42
Éste es el siervo fiel y prudente, a quien el Señor puso al frente de su familia, para darles a su tiempo la ración de trigo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios todopoderoso, que, por este sacramento que acabamos de recibir, imitando en la tierra la caridad y la mansedumbre de san Francisco, consigamos también la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.