MARTES 17
Blanco Memoria de san Antonio, abad MR, p. 688 (678) / Lecc. I, p. 510
Otros Santos: Jenaro Sánchez Delgadillo, presbítero y mártir. Beatos: José Nascimbeni, presbítero y fundador; Teresío Olivelli, laico mártir.
Tenía veinte años cuando escucho aquel pasaje del Evangelio: "Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, reparte el dinero entre los pobres y ven y sígueme". Entonces se fue al desierto. Es considerado como el padre de los monjes de Egipto, en donde vivió casi durante un siglo (356). En aquella vida solitaria lo siguieron muchos discípulos que en la austeridad buscaban el acercamiento al Señor.
DISCERNIENDO ENTRE LEYES BUENAS Y LEYES MALAS
Heb 6, 10-20; Sal 110; Mc 2, 23-28
Hay leyes buenas y malas, por lo tanto, es preciso saber discernir entre ellas. Es lo que Jesús hace en el Evangelio de hoy. En Éx 34, 21 y Deut 23, 26 encontramos que la ley permitía calmar el hambre cortando espigas al pasar por un sembrado, excepto en sábado. Pero, ¿qué se hace si uno está verdaderamente hambriento en tal contexto? Se trata de una situación rara, pero que otorga a Jesús la oportunidad de enseñar. Los discípulos ya han asimilado la actitud propuesta por Jesús frente a la ley y ahora son acusados por los fariseos de no observarla. Jesús acude a la autoridad de las Escritura (1Sam 21, 1-7) para discernir cuándo una ley es liberadora u opresora. El criterio es el ser humano. Ninguna ley que oprima, margine o excluya puede tener el respaldo de Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 91, 13-14
El justo florecerá como palmera, y se multiplicará como cedro del Líbano, plantado en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Dios.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que otorgaste a san Antonio, Abad, el don de servirte en el desierto con una vida admirable, concédenos, por su intercesión, que, negándonos a nosotros mismos, te amemos siempre sobre todas las cosas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Contamos con la esperanza, que es como un ancla firme y segura.
De la carta a los hebreos: 6, 10-20
Hermanos: Dios no es injusto para olvidar los trabajos de ustedes y el amor que le han mostrado al servir a sus hermanos en la fe, como lo siguen haciendo hasta hoy. Deseamos, sin embargo, que todos y cada uno de ustedes mantenga hasta el fin el mismo fervor y diligencia, para alcanzar la plenitud de su esperanza. Así, lejos de volverse negligentes, serán ustedes imitadores de aquellos que, por la fe y la paciencia, heredan lo prometido por Dios.
En efecto, cuando Dios hizo la promesa a Abraham, como no había nada superior por lo cual jurar, juró por sí mismo, diciendo: Te colmaré de bendiciones y te daré una descendencia innumerable. Por este motivo, Abraham perseveró en la paciencia y alcanzó lo prometido por Dios. Cuando los hombres juran, lo hacen por alguien superior a ellos, y el juramento pone fin a toda discusión. También Dios, cuando quiso mostrar con plenitud a los herederos de la promesa lo irrevocable de su decisión, se comprometió con un juramento.
Así pues, mediante estos dos actos irrevocables, promesa y juramento, en los cuales Dios no puede mentir, tenemos un consuelo poderoso los que buscamos un refugio en la esperanza de lo prometido. Esta esperanza nos mantiene firmes y seguros, porque está anclada en el interior del santuario, ahí donde Jesús entró, precediéndonos, constituido sumo sacerdote, como Melquisedec. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 110, 1-2. 4-5. 9 y 10c.
R/. El Señor se acuerda siempre de su alianza.
Quiero alabar a Dios, de corazón, en las reuniones de los justos. Grandiosas son las obras del Señor y para todo fiel, dignas de estudio. R/.
Ha hecho inolvidables sus prodigios. El Señor es piadoso y es clemente. Acordándose siempre de su alianza, él le da de comer al que lo teme. R/.
Él redimió a su pueblo y estableció su alianza para siempre. Dios es santo y terrible y su gloria perdura eternamente. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Ef 1, 17-18
R/. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes, para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.
EVANGELIO
El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado.
Del santo Evangelio según san Marcos: 2, 23-28
Un sábado, Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le preguntaron: "¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?". Él les respondió: "¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros".
Luego añadió Jesús: "El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, las ofrendas de nuestro servicio, que presentamos en su altar en la conmemoración de san Antonio y concédenos que, libres de las ataduras de este mundo, seas tú nuestra única riqueza. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Mt 19, 21
Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y sígueme, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados con el sacramento de la salvación, concédenos, Dios nuestro, que siempre superemos todas las insidias del enemigo, tú que le concediste a san Antonio lograr tan ilustres victorias contra el poder de las tinieblas. Por Jesucristo, nuestro Señor.