DOMINGO 18
Morado Domingo IV de Adviento "O Adonai" * "¡Oh, Señor poderoso!" MR p. 141 (165) / Lecc. I, p. 13
Otros santos: La Expectación del Parto de la Virgen o Nuestra Señora de la Esperanza o Santa María de la "O". Malaquías, profeta. Beata Nemesia Valle, religiosa del Instituto de Hermanas de la Caridad.
LA FIDELIDAD FRUCTÍFERA DE DIOS
Is 7,10-14; Sal 23; Rom 1, 1-7; Mt 1, 18-24
Las lecturas de hoy resaltan la fidelidad de Dios. El profeta Isaías habla de una joven que dará a luz un hijo, enfatizando no la palabra "joven" o "virgen" (¿una profecía de la Virgen María?), sino que el hijo continuará la dinastía de David, a quien Dios ha jurado fidelidad. En el saludo solemne de su Carta, Pablo se sitúa dentro de una larga línea de personas enviadas por Dios, en cumplimiento fiel de su protección, llamadas sus "servidores" (como Moisés en 2 Re 18, 12, o Abrahán en Sal 104, 42). En Mateo, el ángel asegura a san José que su hijo será una muestra de la fidelidad divina a sus profecías. Lo que es más, la fidelidad de Dios es fructífera, porque de ella brota una nueva edad para el mundo con el nacimiento de Jesús.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 45, 8
Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la tierra se abra y germine el salvador.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
He aquí que la virgen concebirá.
Del libro del profeta Isaías: 7,10-14
En aquellos tiempos, el Señor le habló a Ajaz diciendo: "Pide al Señor, tu Dios, una señal de abajo, en lo profundo, o de arriba, en lo alto". Contestó Ajaz: "No la pediré. No tentaré al Señor".
Entonces dijo Isaías: "Oye, pues, casa de David: ¿No satisfechos con cansar a los hombres, quieren cansar también a mi Dios? Pues bien, el Señor mismo les dará por eso una señal: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros". Palabra de Dios.. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 23,1-2. 34ab. 5-6.
R/. Ya llega el Señor, el rey de la gloria.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos. R/.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras Y que no jura en falso. R/.
Ese obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R/.
SEGUNDA LECTURA
Jesucristo, nuestro Señor, Hijo de Dios, nació del linaje de David.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 1, 17
Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por él para proclamar su Evangelio. Ese Evangelio, que, anunciado de antemano por los profetas en las Sagradas Escrituras, se refiere a su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que nació, en cuanto a su condición de hombre, del linaje de David, y en cuanto a su condición de espíritu santificador, se manifestó con todo su poder como Hijo de Dios, a partir de su resurrección de entre los muertos.
Por medio de Jesucristo, Dios me concedió la gracia del apostolado, a fin de llevar a los pueblos paganos a la aceptación de la fe, para gloria de su nombre.
Entre ellos, también se cuentan ustedes, llamados a pertenecer a Cristo Jesús. A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor. Palabra de Dios. . Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 1, 23
R/. Aleluya, aleluya.
He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. R/.
EVANGELIO
Jesús nació de María, desposada con José, hijo de David
Del santo Evangelio según san Mateo: 1, 18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo, José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL.-Pidamos, hermanos, el auxilio del Señor, para que, apiadado del pobre y del oprimido, venga a salvar al mundo de sus males: Digamos confiadamente: R/. Ven Señor Jesús.
Para que todos los fieles se dispongan a recibir a Cristo como lo recibió María y como ella conserven sus palabras en el corazón, roguemos al Señor.
Para que aquellos hermanos nuestros que han abandonado las prácticas cristianas pero acudirán a la iglesia en las próximas fiestas de Navidad descubran la buena noticia del Evangelio, no como un rayo fugaz en la noche, sino como luz permanente que ilumina y alegra toda la vida, roguemos al Señor.
Para que las fiestas del nacimiento del Señor, alejen las tinieblas de quienes viven sumergidos en dudas e incertidumbres y colmen los deseos de quienes se sienten corazonados y tristes, roguemos al Señor.
Para que el nacimiento de Cristo nos ayude a renunciar a los deseos mundanos y a vivir sobria y honradamente, esperando la aparición definitiva del Señor, roguemos al Señor.
Señor, Dios, que has mostrado la gratuidad y la fuerza de tu amor eligiendo las entrañas purísimas de María para revestir de carne mortal a tu Hijo, escucha nuestras plegarias y haz que también nosotros sepamos acoger y engendrar espiritualmente tu Verbo, escuchando tu palabra y obedeciendo a la fe. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu altar, el mismo Espíritu que fecundó con su poder el seno de la bienaventurada Virgen María. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio II o IV de Adviento, M R, pp. 490-492 (486-488).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7, 14
Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien le pondrá el nombre de Emmanuel.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos, Dios todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad que nos tae la salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, MR, p. 603 (598).
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Vivimos en una sociedad de la obsolescencia programada. Se trata de una política, usada por manufactureros, de designar productos que, por cambios de designio o el uso de materiales débiles, tendrán que ser reemplazados por otros más actualizados. Por eso, los teléfonos, autos, computadoras, y demás aparatos de los que dependemos frecuentemente deben ser cambiados por modelos más nuevos. Tal vez esta política es uno de los elementos que nos dificultan tener una actitud de fidelidad y suscitan un miedo al compromiso. Solo hay que pensar en los matrimonios que se quiebran por falta de fidelidad. En esto, Dios tiene mucho que enseñarnos. Su fidelidad a los esclavos hebreos en Egipto, a la dinastía de David, al pueblo de Israel que le dio la espalda y, sobre todo, a su Hijo Jesucristo, es algo en lo que vale la pena meditar hoy.