NOVIEMBRE 2022
DLMMJVS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
27282930 

JUEVES 17

Blanco Memoria de santa Isabel de Hungría, religiosa MR, p. 881 (869) / Lecc. II, p. 1024

Otros santos: Hilda de Whitby, abadesa; Juan del Castillo y compañeros, sacerdotes jesuitas y mártires.

A los 14 años de edad, Isabel se casó con Luis IV de Turingia (Alemania). Juntos pasaron seis años de felicidad tratando de vivir en el hogar los ideales de san Francisco de Asís. Pero en 1227 muere Luis y deja a Isabel esperando un niño. Entonces ella escucha el llamamiento a una vida de total pobreza, en la cual se desgasta prematuramente, al servicio de los más pobres.
Del Común de santos y santas: para los que hicieron obras de misericordia, MR, p. 976 (968).

EL LLANTO Y EL CONSUELO
Apoc 5,1-10, Sal 149; Lc 19,41-44

Cuando llora un bebé recién nacido necesita consuelo por parte de sus padres para crecer y llegar a ser un adulto sano. Cuando los creyentes lloramos, necesitamos consuelo por parte de nuestro padre celestial, Dios, para seguir creyendo y llegar a ser cristianos maduros. En las lecturas de hoy, recibimos tal consuelo. No importa si lloramos por no poder entender el significado de nuestras vidas o nuestra historia, como Juan llora en Apoc 5, 4, al ver que nadie puede abrir el libro que revela el significado de la historia. No importa si lloramos por la falta de paz, como Cristo llora en LC 19, 41, pensando en la guerra que iba a afligir a la ciudad de Jerusalén. En cualquier caso, en nuestras lecturas y en nuestras vidas, Dios siempre sabe cómo otorgamos el consuelo que necesitamos.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. M25, 34. 36. 40

Vengan, benditos de mi Padre, dice el Señor, porque estuve enfermo y me visitaron. Yo les aseguro que cuando hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron.

O bien: Sal 111, 9

Al pobre da con abundancia, obra siempre conforme a la justicia; su frente se alzará llena de gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que concediste a santa Isabel de Hungría el don de reconocer y honrar a Cristo en los pobres, concédenos, por su intercesión, servir con incansable caridad a los necesitados y afligidos. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El Cordero fue sacrificado y nos redimió con su sangre.

Del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan: 5, 1-10

Yo, Juan, vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono, un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi un ángel poderoso, que gritaba con fuerte voz: "¿Quién es digno de abrir el libro y de romper sus sellos?". Pero nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni ver su contenido.
Lloré mucho porque no había nadie digno de abrir el libro y de ver su contenido. Entonces, uno de los ancianos me dijo: "Ya no llores, porque ha vencido el león de la tribu de Judá, el descendiente de David, y él va a abrir el libro y sus siete sellos".
Vi entonces junto al trono, en medio de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, un Cordero. Estaba de pie, y mostraba las señales de haber sido sacrificado.
Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios, enviados por toda la tierra. Se acercó y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. Y al tomarlo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero, con sus cítaras y sus copas de oro llenas de incienso, que significan las oraciones de los santos. Y se pusieron a cantar un cántico nuevo, diciendo: "Tú eres digno de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque fuiste sacrificado y con tu sangre compraste para Dios hombres de todas las razas y lenguas, de todos los pueblos y naciones, y con ellos has constituido un reino de sacerdotes, que servirán a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 149, 1-2. 3-4. 5-6a. 9b.
R/. Bendito sea el Señor.

Entonen al Señor un canto nuevo, en la reunión litúrgica proclámenlo. En su creador y rey, en el Señor, alégrese Israel, su pueblo santo. R/.
En honor de su nombre, que haya danzas, alábenlo con arpa y tamboriles. El Señor es amigo de su pueblo y otorga la victoria a los humildes. R/.
Que se alegren los fieles en el triunfo, que inunde el regocijo sus hogares, que alaben al Señor con sus palabras, porque en esto su pueblo se complace. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Sal 94, 8
R/. Aleluya, aleluya.

No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Si comprendieras lo que puede conducirte a la paz.

Del santo Evangelio según san Lucas: 19, 41-44

En aquel tiempo, cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y contempló la ciudad, lloró por ella y exclamó: "¡Si en este día comprendieras tú lo que puede conducirte a la paz! Pero eso está oculto a tus ojos. Ya vendrán días en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán y te atacarán por todas partes y te arrasarán. Matarán a todos tus habitantes y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no aprovechaste la oportunidad que Dios te daba".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acoge, Señor, las ofrendas de tu pueblo, para que, al celebrar la obra de la caridad inmensa de tu Hijo, seamos confirmados en el amor a ti y al prójimo, a ejemplo de santa Isabel de Hungría. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 15, 13

Nadie tiene un amor más grande, que el que da la vida por sus amigos.

O bien: Cfr. Jn 13, 35

En esto reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: en que se aman los unos a los otros, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Renovados por este sacramento, concédenos, Señor, seguir los ejemplos de santa Isabel de Hungría, que te honró con su incansable piedad y con su inmensa claridad hizo tanto bien a su pueblo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Alimentados con este sacramento de salvación, suplicamos humildemente a tu bondad, Señor, que, haciéndonos imitadores de la caridad de santa Isabel de Hungría, participemos también de su gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.