VIERNES 9
Verde / Rojo / Blanco Feria o Misa Votiva de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo o san Pedro Claver, presbítero* MR, p. 1176 (1166) / Lecc. II, p. 784
Otros santos: María de la Cabeza, esposa de san Isidro Labrador. Beatos: Jacobo Desiderio Laval, presbítero de la Congregación del Espíritu Santo; María Eutimia, religiosa de la Congregación de las Hermanas de la Misericordia.
¿CUÁL ES MI SALARIO? ¡ES ANUNCIAR EL EVANGELIO!
1 Cor 9, 16-19. 22-27; Sal 83; Lc 6, 39-42
En el primer siglo, había muchos sabios itinerantes de varias escuelas filosóficas y religiones proponiendo sus creencias a personas sedientas por conocer el significado de la vida humana. En medio de sus predicaciones, pedían mucho dinero y terminaron extorsionando a sus seguidores. Parece que los enemigos de san Pablo lo acusaban de tal práctica inmoral. Por lo tanto, el Apóstol reivindica su ministerio explicando que, aunque el Señor ordena que "quienes anuncian el Evangelio" sean sustentados por sus esfuerzos (cfr. Mc 6,8-10), él no se aprovecha de ese derecho divino y predica el Evangelio sin cobrar un salario. Hoy no podemos hacer caso omiso de que algunos acusan a los prelados de la Iglesia de estar focalizados sólo en el dinero. Consecuentemente, la pobreza pastoral es un elemento esencial en la predicación creíble del Evangelio también en nuestra época.
ANTÍFONA DE ENTRADA Apoc 5, 9-10
Con tu sangre compraste para Dios hombres de todas las razas y lenguas, de todos los pueblos y naciones, para constituir un reino para Dios.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que redimiste a todos los hombres con la preciosa Sangre de tu Unigénito, conserva en nosotros la obra de tu misericordia, para que, celebrando sin cesar el misterio de nuestra salvación, merezcamos alcanzar sus frutos. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Me he hecho todo a todos, a fin de ganarlos a todos.
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 9, 16-19. 22-27
Hermanos: No tengo por qué presumir de predicar el Evangelio, puesto que ésa es mi obligación. ¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por propia iniciativa, merecería recompensa; pero si no, es que se me ha confiado una misión.
Entonces, ¿en qué consiste mi recompensa? Consiste en predicar el Evangelio gratis, renunciando al derecho que tengo a vivir de la predicación. Aunque no estoy sujeto a nadie, me he convertido en esclavo de todos para ganarlos a todos. Con los débiles me hice débil, para ganar a los débiles. Me he hecho todo a todos, a fin de ganarlos a todos. Todo lo hago por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
¿No saben que en el estadio todos los corredores compiten, pero uno solo recibe el premio? Corran de manera que consigan el premio. Además, todos los atletas se privan de muchas cosas: ellos lo hacen por un premio que se acaba; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. Así pues, yo corro, pero no a ciegas, y lucho, pero no dando golpes al aire, sino que domino mi cuerpo y lo obligo a que me sirva, no sea que, después de predicar a los demás, quede yo descalificado. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 83, 3. 4. 5-6. 12.
R/. Qué agradable, Señor, es tu morada.
Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma. Todo mi ser de gozo se estremece y el Dios vivo es la causa. R/.
Hasta el gorrión encuentra casa y la golondrina un lugar para su nido, cerca de tus altares, Señor de los ejércitos, Dios mío. R/.
Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos los que encuentran en ti su fuerza y la esperanza de su corazón. R/.
El Señor es sol y escudo, Dios concede favor y gloria. El Señor no niega sus bienes a los de conducta intachable. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 17, 17
R/. Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad. R/.
EVANGELIO
¿Puede un ciego guiar a otro ciego?
Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 39-42
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: "¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: 'Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo', si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al traer ante tu soberana presencia, Señor, nuestros dones, haz que, por medio de estos misterios, nos acerquemos a Jesús, el mediador de la nueva Alianza, y nos renovemos por la aspersión salvadora de su Sangre. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN cfr. 1 Cor 10. 16
El cáliz de nuestra acción de gracias, nos une en la Sangre de Cristo; y el pan que partimos, nos une en el Cuerpo del Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo sido reconfortados con el alimento y la bebida de salvación, te pedimos, Señor, que seamos bañados siempre con la sangre de nuestro Salvador, y que ésta se convierta para nosotros en fuente de agua que brote hasta la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
*Memoria de san Pedro Claver, presbítero MR, p. 829 (819)
Pedro Claver nació en Verdún, España, el año de 1580; estudió Letras y Artes en la Universidad de Barcelona, y luego entró en la Compañía de Jesús. Escuchó la llamada misional en especial por la obra de san Alonso Rodríguez, portero del Colegio de Mallorca. Habiéndose iniciado en el sacerdocio en la misión de Colombia, allí ejerció el apostolado hasta su muerte entre los esclavos negros, pues por voto se convirtió en "esclavo de los negros para siempre". Con las fuerzas quebrantadas, murió en Cartagena de Colombia, el día 8 de septiembre de 1654.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que hiciste a san Pedro Claver esclavo de los esclavos y lo fortaleciste con una admirable caridad y paciencia para servirlos, concédenos, por su intercesión, que, buscando los intereses de Jesucristo, amemos a nuestros prójimos con obras y de verdad. Él, que vive y reina contigo ...