JUEVES 9
Fiesta, Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote (En la República Mexicana, jueves después de Pentecostés)
Blanco MR, p. 756 (741) / Lecc. II, p. 1073 [Se omite la memoria de san Efrén, diácono y doctor de la Iglesia]
Otros santos: José de Anchieta, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús. Beata Ana María Taigi, madre de familia y Terciaria trinitaria.
Jesucristo ejerce su sacerdocio durante toda su vida terrena y, sobre todo, en su pasión, muerte y resurrección. El sacrificio perfecto es el que ofreció en la cruz en ofrenda total como respuesta amorosa al amor del Padre y por nuestra salvación, y es el mismo Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote de la Nueva Alianza, quien, por el ministerio de los sacerdotes, ofrece el sacrificio eucarístico, que es el mismo de la cruz.
EL SACRIFICIO QUE AGRADA A DIOS
Heb 10,12-23; Sal 39; Lc 22,14-20
Los sacrificios de la Antigua Alianza, repetidos periódicamente, nunca pudieron hacer perfectos a los que se acercaban a Dios. Y es que utilizaban como víctimas únicamente a los animales, externos a los hombres y las mujeres por quienes se ofrecían. No implicaban existencialmente a las personas mismas en su relación con Dios. Por eso, Dios ha mostrado a lo largo de la historia de la salvación su indignación ante semejantes ofrendas: "estoy harto de los holocaustos de carneros ... la sangre de novillos y carneros no me agradan" (Is 1, 11). En contraste, la Eucaristía, como está narrada en el Evangelio de hoy, implica íntimamente la existencia de Jesús: "esto es mi cuerpo ... esta copa ... es sellada con mi sangre" (vv. 19 y 20). Los discípulos que hacen esto "en memoria mía" (v. 19) relacionan sus vidas íntimamente con la de Cristo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Heb 7, 24
Cristo, mediador de la nueva alianza, por el hecho de permanecer para siempre, posee un sacerdocio perpetuo.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que para gloria tuya y salvación de todos los hombres constituiste sumo y eterno sacerdote a tu Hijo, Jesucristo, concede a quienes él ha elegido como ministros suyos y administradores de los sacramentos y del Evangelio, la gracia de ser fieles en el cumplimiento de su ministerio. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los que ha santificado.
De la carta a los hebreos: 10, 12-23
Hermanos: Cristo, ofreció un solo sacrificio por los pecadores y se sentó para siempre a la derecha de Dios; no le queda sino aguardar a que sus enemigos sean puestos bajo sus pies. Así, con una sola ofrenda, hizo perfectos para siempre a los que ha santificado.
Lo mismo atestigua el Espíritu Santo, que dice en un pasaje de la Escritura: La alianza que yo estableceré con ellos, cuando lleguen esos días, palabra del Señor, es ésta: Voy a poner mi ley en lo más profundo de su mente y voy a grabarla en sus corazones. Y prosigue después: Yo les perdonaré sus culpas y olvidaré para siempre sus pecados. Ahora bien y cuando los pecados han sido perdonados, ya no hacen falta más ofrendas por ellos.
Hermanos, en virtud de la sangre de Jesucristo, tenemos la seguridad de poder entrar en el santuario, porque él nos abrió un camino nuevo y viviente a través del velo, que es su propio cuerpo. Asimismo, en Cristo tenemos un sacerdote incomparable al frente de la casa de Dios.
Acerquémonos, pues, con sinceridad de corazón, con una fe total, limpia la conciencia de toda mancha y purificado el cuerpo por el agua saludable. Mantengámonos inconmovibles en la profesión de nuestra esperanza, porque el que nos hizo las promesas es fiel a su palabra. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 39, 7-8a. 8b-9.10-11ab.17.
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Cuántas maravillas has hecho, Señor y Dios mío, cuántos planes en favor nuestro. Nadie se te puede comparar. R/.
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.
No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tu lealtad no los he ocultado a la gran asamblea. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Is 42, 1
R/. Aleluya, aleluya.
Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. R/.
EVANGELIO
Hagan esto en memoria mía.
Del santo Evangelio según san Lucas: 22, 14-20
En aquel tiempo, llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: "Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios".
Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: "Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios".
Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía". Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: "Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que Jesucristo, nuestro Mediador, haga que te sean aceptables, Señor, nuestras ofrendas y que su sacrificio redentor nos haga vivir cada día más unidos a él, para que toda nuestra vida sea grata a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO: El sacerdocio de Cristo y el ministerio de los sacerdotes.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Ya que, por la unción del Espíritu Santo, constituiste a tu Unigénito Pontífice de la alianza nueva y eterna, y en tu designio salvífico has querido que su sacerdocio único se perpetuara en la Iglesia. En efecto, Cristo no sólo confiere la dignidad del sacerdocio real a todo su pueblo santo, sino que, con especial predilección, elige a algunos de entre los hermanos, y mediante la imposición de las manos, los hace partícipes de su ministerio de salvación, a fin de que renueven, en su nombre, el sacrificio redentor, preparen para tus hijos el banquete pascual, fomenten la caridad en tu pueblo santo, lo alimenten con la palabra, lo fortifiquen con los sacramentos y, consagrando su vida a ti y a la salvación de sus hermanos, se esfuercen por reproducir en sí mismos la imagen de Cristo y te den un constante testimonio de fidelidad y de amor. Por eso, Señor, con todos los ángeles y santos, te alabamos, cantando llenos de alegría: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20
Sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que hemos ofrecido en el sacrificio y recibido en la comunión, sean para nosotros, Señor, el principio de una vida nueva, a fin de que, unidos a ti por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.