VIERNES 3
Rojo Memoria santos Carlos Lwanga y compañeros, mártires MR, p. 761 (747) / Lecc. I, p. 959
Otros santos: Juan Grande, religioso de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios. Beato Diego Oddi, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores.
La historia de los 22 mártires de Uganda hace revivir las Actas de los Mártires de los primeros siglos. Muchos de ellos acababan de convertirse al cristianismo. Cuatro fueron bautizados por Carlos Lwanga inmediatamente antes de martirizarlos. La mayor parte de ellos fueron quemados vivos en Numungongo (1886). Su edad oscilaba entre los 16 y 24 años, pero el más pequeño, Kizito, tenía sólo 13 años.
EL AMOR, ESENCIA DEL PASTOR
Hech 25, 13-21; Sal 102; Jn 21,15-19
El amor es una preocupación principal del evangelista Juan. En versos como 14, 21, lo relaciona con la Trinidad y nuestra participación en su vida. En versos como 15, 13, lo identifica con el meollo de la obra salvadora de Jesús. En nuestro Evangelio de hoy, lo relaciona con el ministerio de Pastor. La triple pregunta de Jesús no es sólo la oportunidad para que san Pedro compense por su triple negación del Maestro en 18, 15-27, como muchos intérpretes han sostenido a lo largo de los siglos, sino también una preparación para el ministerio de Pedro como pastor de la Iglesia. El capítulo 10 de Juan discute este ministerio, cuyo pastor primordial es Jesús. Después de la resurrección de Cristo, el ministerio es asunto de otros, especialmente Pedro, a quien se le recuerda que su esencia es el amor.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sab 3, 6-7. 9
El Señor probó a sus elegidos como oro en el crisol y los aceptó como un holocausto. En el juicio de Dios serán premiados, pues la gracia y la misericordia son para sus elegidos. (T. P. Aleluya.)
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que hiciste que la sangre de los mártires sea semilla de nuevos cristianos, concédenos que el campo de tu Iglesia, regado por la sangre de los san Carlos Lwanga y compañeros, produzca siempre abundante cosecha para ti. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Pablo asegura que está vivo un hombre llamado Jesús, que había muerto.
Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 25, 13-21
En aquellos días, el rey Agripa y Berenice llegaron a Cesarea para saludar a Festo. Como se detuvieron algún tiempo allí, Festo expuso al rey el caso de Pablo con estas palabras: "Tengo aquí un preso que me dejó Félix, cuya condenación me pidieron los sumos sacerdotes y los ancianos de los judíos, cuando estuve en Jerusalén. Yo les respondí que no era costumbre romana condenar a ningún hombre, sin carearlo antes con sus acusadores, para darle la oportunidad de defenderse de la acusación.
Vinieron conmigo a Cesarea, y sin dar largas al asunto, me senté en el tribunal al día siguiente y mandé que compareciera ese hombre. Los acusadores que se presentaron contra él, no le hicieron cargo de ninguno de los delitos que yo sospechaba. Se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un tal Jesús, ya muerto, que Pablo asegura que está vivo.
No sabiendo qué determinación tomar, le pregunté a Pablo si quería ir a Jerusalén para que se le juzgara allá de esos cargos; pero como él pidió ser juzgado por el César, ordené que siguiera detenido hasta que yo pudiera enviárselo".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 102, 1-2. 11-12. 19-20ab.
R/. Bendigamos al Señor, que es el rey del universo. Aleluya.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga su santo nombre. Bendice al Señor, alma mía, y no te olvides de sus beneficios. R/.
Como desde la tierra hasta el cielo, así es de grande su misericordia; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.
En el cielo el Señor puso su trono y su reino abarca el universo. Bendigan al Señor todos los ángeles, ejecutores fieles de sus órdenes. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 26
R/. Aleluya, aleluya.
El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.
Del santo Evangelio según san Juan: 21, 15-19
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?". Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al presentarte, Señor, nuestras ofrendas, te suplicamos, así como tus mártires prefirieron morir antes que ofenderte, nosotros vivamos consagrados a ti, entregados a servirte en tu altar. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 115, 15
A los ojos del Señor es muy penoso que mueran sus amigos. (T. P. Aleluya.)
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido, Señor, el divino sacramento, al conmemorar la victoria de tus santos mártires, te suplicamos que, lo que a ellos les permitió soportar los suplicios, a nosotros nos abstenga, en medio de las adversidades, constancia en la fe y en la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor.