DOMINGO 19
Verde Domingo XII del Tiempo Ordinario MR, p. 426 (422) / Lecc. II, p. 230
Otros santos: Romualdo de Ravena, anacoreta y religioso camaldulense; Remigio Isoré y Modesto Andlauer, presbíteros de la Orden de la Compañía de Jesús y mártires. Beata Elena virgen fundadora.
LAS PROMESAS DE DIOS
Zac 12,10-11; 13, 1; Sal 62; Gál 3, 26-29; Lc 9, 18-24
Las promesas divinas abundan hoy. La primera lectura nos coloca en medio de una sección del profeta Zacarías con una cadena de anuncios empezando con la fórmula "aquel día". Ante el décimo anuncio que encontramos en nuestra lectura, habrá una purificación terrible y la promesa (desde Éx 23, 10) de enviar un ángel como guía del pueblo, de otorgar una gracia que mueve internamente al pueblo y le hace llorar su pecado. Otra promesa, quizá más positiva, se presenta en la Carta a los gálatas, donde Pablo alude a aquella promesa, hecha a Abrahán, de abundantes bendiciones divinas distribuidas a todos, más allá de todas las divisiones sociales. En Lucas, las promesas y su cumplimiento siguen, con Jesús identificado como el Mesías, prometido de Dios a través de los siglos, quien ofrece a sus discípulos el culmen de las promesas, la salvación.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 27. 8-9
El Señor es la fuerza de su pueblo, defensa y salvación para su Ungido. Sálvanos, Señor, vela sobre nosotros y guíanos siempre.
ORACIÓN COLECTA
Señor, concédenos vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que jamás dejas de proteger a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Mirarán al que traspasaron.
Del libro del profeta Zacarias: 12, 10-11; 13, 1
Esto dice el Señor: "Derramaré sobre la descendencia de David y sobre los habitantes de Jerusalén, un espíritu de piedad y de compasión y ellos volverán sus ojos hacia mí, a quien traspasaron con la lanza. Harán duelo, como se hace duelo por el hijo único y llorarán por él amargamente, como se llora por la muerte del primogénito.
En ese día será grande el llanto en Jerusalén, como el llanto en la aldea de Hadad-Rimón, en el valle de Meguido". En aquel día brotará una fuente para la casa de David y los habitantes de Jerusalén, que los purificará de sus pecados e inmundicias. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 62, 2abc. 2d-4. 5-5. 8-9.
R/. Señor, mi alma tiene sed de ti.
Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora como el suelo reseco añora el agua. R/.
Para admirar tu gloria y tu poder, con este afán te busco en tu santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios. R/.
Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma. Te alabaré con jubilosos labios. R/.
SEGUNDA LECTURA
Cuantos han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.
De la carta del apóstol san Pablo a los gálatas: 3, 26-29
Hermanos: Todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, pues, cuantos han sido incorporados a Cristo por medio del bautismo, se han revestido de Cristo. Ya no existe diferencia entre judíos y no judíos, entre esclavos y libres, entre varón y mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son también descendientes de Abraham y la herencia que Dios le prometió les corresponde a ustedes. Palabra de Dios. Te alabamos. Señor.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO Jn 10, 27
R/. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. R/.
EVANGELIO
Tú eres el Mesías de Dios - Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho.
Del santo Evangelio según san Lucas: 9,18-24
Un día en que Jesús, acompañado de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
Él les dijo: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Respondió Pedro: "El Mesías de Dios". Él les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie. Después les dijo: "Es necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y que resucite al tercer día".
Luego, dirigiéndose a la multitud, les dijo: "Si alguno quiere, acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Elevemos, hermanos, nuestros ojos al Señor y esperemos, confiados, su ayuda salvífica respondiendo: Escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)
Por el santo Padre, el Papa Francisco. por nuestro obispo N., y por todos los sacerdotes y diáconos de Jesucristo, roguemos al Señor.
Por el buen tiempo, por el fruto de las investigaciones de los estudiosos y por la prosperidad del trabajo de todos, roguemos al Señor.
Por las vírgenes consagradas al Señor y por los religiosos que trabajan en nuestras comunidades, roguemos al Señor.
Por todos los que hacen el bien en nuestras parroquias y por los que cuidan de los pobres y de los enfermos, roguemos al Señor.
Escucha, Padre de misericordia, las oraciones de tu pueblo y haz que seamos fieles discípulos de aquella sabiduría que reconoce como único maestro a Cristo elevado sobre la cátedra de la cruz, para que, fieles a sus enseñanzas, aprendamos a vencer las tentaciones y el miedo que germinan en nosotros y arraigan en el mundo, y caminemos con paso decidido hacia la vida eterna por el camino de la cruz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza y concédenos que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el entrañable afecto de nuestro corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 144, 15
Los ojos de todos esperan en ti, Señor; y tú les das la comida a su tiempo.
O bien: Jn 10, 11. 15
Yo soy el buen pastor, y doy la vida por mis ovejas, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados, Señor, por el alimento del sagrado Cuerpo y la preciosa Sangre de tu Hijo, concédenos que lo que realizamos con asidua devoción, lo recibamos convertido en certeza de redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- La promesa divina es uno de los temas más cruciales de la Biblia. Esto no es sorprendente, de acuerdo con el gran exégeta francés Xavier León-Dufour (1912-2007), quien observa que la promesa pertenece al leguaje del amor, ya que anuncia un don del amante y suscita una actitud de esperanza y agradecimiento dentro del amado, y no hay nadie más amoroso que Dios. La importancia de la promesa se halla también en la sociedad humana actual, en donde la promesa toma diferentes formas, por ejemplo, votos, juramentos, compromisos, contratos, y tratados. Tenga la forma que tenga, la promesa ayuda a establecer la confianza en la sociedad y así posibilita la cooperación social y, en cierto sentido, la sociedad misma. Por eso ayudamos a nuestra comunidad cuando no hacemos promesas que no podemos cumplir y cuando cumplimos con esas promesas que hacemos.