MIÉRCOLES 1

Rojo Memoria de san Justino, mártir MR, p. 760 (746) / Lecc. I, p. 954

Otros santos: Madre Santísima de la luz. Aníbal María de Francia, presbítero y fundador. Beato Juan Bautista Scalabrini, obispo y fundador.

Nació en Samaria. Después de convertirse al cristianismo, abrió en Roma una escuela de filosofía. Hacia 150 escribió un libro en donde discute con los judíos, y además dirigió al emperador Antonino una apología de los cristianos. Un colega lo denunció, y entonces él profesó abiertamente la fe cristiana y fue condenado a muerte con otros seis cristianos (hacia 165).

LA PALABRA DE DIOS ES VIVA Y EFICAZ
Hech 20, 28-38; Sal 67; Jn 17, 11-19

La Palabra de Dios ocupa un lugar especial en el libro de Hechos. Es el motor que impulsa la acción de sus personajes y la fuerza que propulsa su trama en la dirección planeada por Dios. Por tanto, no sorprende que el verso 23 de nuestra primera lectura personifica la Palabra, como si fuera una entidad viviente a cuya custodia se encomiendan objetos y personas. Lucas intenta demostrar que la Palabra es, por un lado, un dinamismo que contribuye a la construcción de la Iglesia y la mantiene viva y fértil, y por el otro, un depositario que conserva la herencia celestial y la entrega a los consagrados a Dios (véase Sab 5, 5). ¿Ocupa la Palabra de Dios un papel semejante en nuestra comunidad eclesial, o es sólo un libro antiguo que se lee durante la Misa?

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 118, 85. 46

Los soberbios me tendieron trampas y no hicieron caso de tu ley. Hablaré de tus preceptos ante los poderosos y no me avergonzaré.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que por la locura de la cruz enseñaste admirablemente al mártir san Justino la incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por su intercesión, que rechazando los engaños del error, obtengamos la firmeza de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Ahora los dejo en manos de Dios, que puede hacerlos crecer y alcanzar la herencia prometida.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 20, 28-38

En aquellos días, Pablo dijo a los presbíteros de la comunidad cristiana de Éfeso: "Miren por ustedes mismos y por todo el rebaño, del que los constituyó pastores el Espíritu Santo, para apacentar a la Iglesia que Dios adquirió con la sangre de su Hijo.
Yo sé que después de mi partida, se introducirán entre ustedes lobos rapaces, que no tendrán piedad del rebaño y sé que, de entre ustedes mismos, surgirán hombres que predicarán doctrinas perversas y arrastrarán a los fieles detrás de sí. Por eso estén alerta. Acuérdense que durante tres años, ni de día ni de noche he dejado de aconsejar, con lágrimas en los ojos, a cada uno de ustedes.
Ahora los encomiendo a Dios y a su palabra salvadora, la cual tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida. Yo no he codiciado ni el oro ni la plata ni la ropa de nadie. Bien saben que cuanto he necesitado para mí y para mis compañeros, lo he ganado con mis manos. Siempre he mostrado que hay que trabajar así, para ayudar como se debe a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús: 'Hay más felicidad en dar que en recibir' ".
Dicho esto, se arrodilló para orar con todos ellos. Todos se pusieron a llorar y abrazaban y besaban a Pablo, afligidos, sobre todo, porque les había dicho que no lo volverían a ver. Y todos lo acompañaron hasta el barco. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 67, 29-30. 33-35a. 35bc. 36c.
R/. Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya.

Señor, despliega tu poder, reafirma lo que has hecho por nosotros, desde Jerusalén, desde tu templo, a donde vienen los reyes con sus dones. R/.
Cántenle al Señor, reyes de la tierra, denle gloria al Señor que recorre los cielos seculares, y que dice con voz como de trueno: "Glorifiquen a Dios". R/.
Sobre Israel su majestad se extiende y su poder, sobre las nubes. Bendito sea nuestro Dios. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 17,17
R/. Aleluya, aleluya.

Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad. R/.

EVANGELIO

Padre, que ellos sean uno, como nosotros.

Del santo Evangelio según san Juan: 17, 11-19

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: "Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, celebrar dignamente estos misterios, que san Justino con tan vigorosa fuerza defendió. Por Jesucristo, nuestro Señor...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 Cor 2, 2

Nunca me precié de otra cosa cuando estuve entre ustedes, que de conocer a Jesucristo, y a éste crucificado.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Fortalecidos, Señor, con el alimento celestial, te suplicamos humildemente que, siguiendo las enseñanzas de san Justino, mártir, perseveremos siempre en acción de gracias por los dones recibidos. Por Jesucristo, nuestro Señor.