MARTES 31

Fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen María

Blanco MR, p. 752 (740) / Lecc. I, p. 1022

Otros santos: Noé Mawaggali, mártir ugandés. Beatos: Mariano de Roccacasale, Hermano laico profeso de la Orden de Frailes Menores; Nicolás Barré, presbítero y fundador.

Entre las fiestas de la Anunciación y el nacimiento de san Juan Bautista se celebra ésta, de la Visitación. Es la fiesta del encuentro de María con Isabel, y sobre todo, de una manera misteriosa, del encuentro de aquellos dos niños: el precursor y el Mesías, encerrados todavía en el seno de sus madres. Es una fiesta que estalla en alegría con el "Magníficat".

LA VISITACIÓN DE LA SABIDURÍA
Rom 12,9-16; Is 12; Lc 1,39-56

Un título tradicional de la Virgen María es sedes sapientiae, es decir, "el trono de la sabiduría". Ha sido usado al menos desde los días de san Agustín de Hipona (354-430 d. C.) para expresar la imagen del niño Jesús sentado en el regazo de la Virgen. Una relación entre la Virgen y la sabiduría resplandece en el Evangelio de la Visitación. Se cuenta primero que María se encaminó al pueblo de Isabel con spoudes, un término griego comúnmente traducido como "con premura", pero tal vez es más correcto traducir como: "con mucha reflexión" o sabiduría. Luego, la Virgen resume el Antiguo Testamento -toda la sabiduría de la historia de la salvación hasta sus días- en las palabras poéticas y sapientes del Magníficat. Los Que seguimos el ejemplo de la Santísima Virgen María tenemos el deber de estudiar, reflexionar, pensar y amar la sabiduría.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 65, 16

Cuantos temen a Dios vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que inspiraste a la santísima Virgen María, cuando llevaba ya en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a Isabel, concédenos que, siguiendo las inspiraciones del Espíritu Santo, podamos con María proclamar siempre tu grandeza. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Ayuden a los hermanos en sus necesidades y esmérense en la hospitalidad.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 12, 9-16

Hermanos: Que el amor de ustedes sea sincero. Aborrezcan el mal y practiquen el bien; ámense cordialmente los unos a los otros, como buenos hermanos; que cada uno estime a los otros más que a sí mismo. En el cumplimiento de su deber, no sean negligentes y mantengan un espíritu fervoroso al servicio del Señor. Que la esperanza los mantenga alegres; sean constantes en la tribulación y perseverantes en la oración. Ayuden a los hermanos en sus necesidades y esmérense en la hospitalidad.
Bendigan a los que los persiguen; bendíganlos, no los maldigan. Alégrense con los que se alegran; lloren con los que lloran. Que reine la concordia entre ustedes. No sean, pues, altivos; más bien pónganse al nivel de los humildes.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

O bien:

El Señor será el rey de Israel dentro de ti.

Del libro del profeta Sofonías: 3, 14-18

Canta, hija de Sion, da gritos de júbilo, Israel, gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha levantado su sentencia contra ti, ha expulsado a todos tus enemigos. El Señor será el rey de Israel en medio de ti y ya no temerás ningún mal.
Aquel día dirán a Jerusalén: "no temas, Sion, que no desfallezcan tus manos. El Señor, tu Dios, tu poderoso salvador, está en medio de ti. Él se goza y se complace en ti; él te ama y se llenará de júbilo por tu causa, como en los días de fiesta. Apartaré de ti la desgracia y el oprobio que pesa sobre ti". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6.
R/. El Señor ha hecho maravillas con nosotros. (T. P. Aleluya).

El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación. Sacarán agua con gozo de la fuente de salvación. R/.
Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime. R/.
Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 1. 45
R/. Aleluya, aleluya.

Dichosa tú, santísima Virgen María, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor. R/.

EVANGELIO

¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?

Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-56

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Entonces dijo María: "Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres' a Abraham y a su descendencia, para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Señor, recibe con agrado este sacrificio de salvación que ofrecemos a tu majestad, así como te fue grato el gesto de amor de la santísima Madre de tu Unigénito. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

PREFACIO; II de santa María Virgen, MR, p. 532 (528).

La iglesia alaba a Dios con las palabras de María.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación proclamar que eres admirable en la perfección de todos tus santos, y de un modo singular en la perfección de la Virgen María. Por eso, al celebrarla hoy, queremos exaltar tu benevolencia inspirados en su propio cántico. Pues en verdad, has hecho maravillas por toda la tierra, y prolongaste tu misericordia de generación en generación, cuando, complacido en la humildad de tu sierva, nos diste por su medio al autor de la salvación, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro. Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces cantando jubilosos tu alabanza: Santo, Santo, Santo ...

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 1, 48-49

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre. (T. P. Aleluya).

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Dios nuestro, que la Iglesia proclame tu grandeza, porque haces cosas grandes en tus fieles, y así como Juan Bautista se alegró al sentir la presencia oculta de tu Hijo, haz que tu pueblo pueda reconocer siempre con alegría en este sacramento al mismo Cristo viviente. El, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Puede utilizarse la fórmula de bendición solemne, M R, p. 615 (609).