MARTES 12
Morado Martes de la Semana Santa MR, p. 259 (273) / Lecc. I, p. 805
Otros Santos: Julio I, XXXV Papa; David Uribe Velasco, presbítero y mártir. Beatos: Pedro Ruiz y Pedro Roca, seminaristas mártires.
CANTANDO LOS CÁNTICOS DEL SIERVO EN SEMANA SANTA
Is 49,1-6; Sal 70; Jn 13, 21-33.36-38
Durante la Semana Santa, la Iglesia nos ofrece lecturas tomadas de esas partes del Deutero-Isaías comúnmente conocidas como los cánticos del Siervo de Dios. No debemos sorprendemos por esta selección de textos, ya que éstos ayudaron a los primeros cristianos a entender la muerte de Jesús. Hoy encontramos el segundo cántico. Es una exposición de las facetas más importantes del Siervo, quien habla en primera persona. Ya desde el principio se entiende en un horizonte universal en el que ha sido colocado por su vocación. Es una vocación que comienza en las raíces de la existencia y que el Siervo desempeñó principalmente por la palabra: la palabra de Dios es espada afilada (Heb 4,12; Apoc 1,16; Ef6, 17), y es flecha que alcanza (Sal 57, 5; 64,4), es una saeta (Sal 127, 4).
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 26, 2
No me entregues, Señor, al odio de los que me persiguen, pues han surgido contra mí testigos falsos que respiran violencia.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios todopoderoso y eterno, celebrar de tal modo los sacramentos de la pasión del Señor, que nos hagamos dignos de recibir tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Te convertiré en luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los últimos rincones de la tierra.
Del libro del profeta Isaías: 49, 1-6
Escúchenme, Islas; pueblos lejanos, atiéndanme. El Señor me llamó desde el vientre de mi madre: cuando aún estaba yo en el seno materno. Él pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada filosa, me escondió en la sombra de su mano, me hizo flecha puntiaguda, me guardó en su aljaba y me dijo: "Tú eres mi siervo. Israel; en ti manifestaré mi gloria". Entonces yo pensé: "En vano me he cansado, inútilmente he gastado mis fuerzas; en realidad mi causa estaba en manos del Señor, mi recompensa la tenía mi Dios".
Ahora habla el Señor, el que me formó desde el seno materno, para que fuera su servidor, para hacer que Jacob volviera a él y congregar a Israel en torno suyo -tanto así me honró el Señor y mi Dios fue mi fuerza-. Ahora, pues, dice el Señor: "Es poco que seas mi siervo sólo para restablecer a las tribus de Jacob y reunir a los sobrevivientes de Israel; te voy a convertir en luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los últimos rincones de la tierra". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab.15 y 17.
R/. En ti, Señor, he puesto mi esperanza.
Señor, tú eres mi esperanza, que no quede yo jamás defraudado. Tú, que eres justo, ayúdame y defiéndeme; escucha mi oración y ponme a salvo. R/.
Sé para mí un refugio, ciudad fortificada en que me salves. Y pues eres mi auxilio y mi defensa, líbrame, Señor, de los malvados. R/.
Señor, tú eres mi esperanza; desde mi juventud en ti confío. Desde que estaba en el seno de mi madre, yo me apoyaba en ti y tú me sostenías. R/.
Yo proclamaré siempre tu justicia y a todas horas, tu misericordia. Me enseñaste a alabarte desde niño y seguir alabándote es mi orgullo. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Señor Jesús, Rey nuestro, para obedecer al Padre, quisiste ser llevado a la cruz como manso cordero al sacrificio. R/.
EVANGELIO
Uno de ustedes me entregará. No cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces.
Del santo Evangelio según san Juan: 13, 21-33. 36-38
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió profundamente y declaró: "Yo les aseguro que uno de ustedes me va a entregar". Los discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba reclinado a su derecha. Simón Pedro le hizo una seña y le preguntó: "¿De quién lo dice?". Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: "Señor, ¿quién es?". Le contestó Jesús: ''Aquel a quien yo le dé este trozo de pan, que voy a mojar". Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote; y tras el bocado, entró en él Satanás.
Jesús le dijo entonces a Judas: "Lo que tienes que hacer, hazlo pronto". Pero ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos supusieron que, como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había encomendado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el bocado, salió inmediatamente. Era de noche.
Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.
Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán, pero como les dije a los judíos, así se lo digo a ustedes ahora: 'A donde yo voy, ustedes no pueden ir'''. Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿a dónde vas?". Jesús le respondió: "A donde yo voy, no me puedes seguir ahora; me seguirás más tarde". Pedro replicó: "Señor. ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti". Jesús le contestó: "¿Conque darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo, antes de que me hayas negado tres veces". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira con bondad, Señor, las ofrendas de esta familia tuya y, ya que la hiciste partícipe de tus sagrados dones, concédele obtener plenamente su fruto. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio II de la Pasión del Señor. MR, p. 503 (499).
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Rom 8, 32
Dios no escatimó la vida de su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Alimentados por estos dones de salvación, suplicamos, Señor tu misericordia, para que este Sacramento, que nos nutre en nuestra vida temporal, nos haga partícipes de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO.
Opcional
Dios y Padre nuestro, al pueblo que quiere obedecerte, purifícalo de la antigua maldad por tu misericordia y hazlo capaz de una santa renovación. Por Jesucristo, nuestro Señor.