SÁBADO 5
Morado Sábado después de ceniza MR, p. 191 (208) / Lecc. I, p. 704
Otros Santos: Teófilo de Cesarea, obispo; Juan José de la Cruz, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores. Beato Jeremías de Valaquia, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos.
RECONÓCETE ENFERMO
Is 58,914; Sal 85; Lc 5,2732
El Evangelio de hoy está inserto en el capítulo en que Lucas narra las historias de varias personas que se encuentran enfermas, tanto física como espiritualmente, y que son curadas por Jesús. Leví, el recaudador de nuestra lectura, es tenido por sus contemporáneos como un enfermo espiritual, ya que lo consideran pecador, ladrón y colaboracionista. Él no impugna su diagnóstico. Como Simón (5, 8), parece reconocerse espiritualmente enfermo porque "deja todo" de su vieja vida (v. 28). Pero en esto encontramos su superioridad respecto a sus rivales: tiene la ventaja de reconocer que necesita a Dios. Por eso, a la objeción de los rivales (ef Sal 104, 21-22; Prov 29,27), que se creen los árbitros de todo lo que es espiritualmente sano, Jesús responde irónicamente con un aforismo: hay enfermos que, por considerarse sanos, rechazan al médico y se vuelven incurables.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 68, 17
Escúchanos, Señor, porque grande es tu misericordia; por tu ternura, Señor, vuelve a nosotros tus ojos.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, mira compasivo nuestra debilidad y extiende tu mano poderosa para darnos tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Cuando compartas tu pan con el hambriento, brillará tu luz en las tinieblas.
Del libro del profeta Isaías: 58, 9-14
Esto dice el Señor: "Cuando renuncies a oprimir a los demás y destierres de ti el gesto amenazador y la palabra ofensiva; cuando compartas tu pan con el hambriento y sacies la necesidad del humillado, brillará tu luz en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía. El Señor te dará reposo permanente; en el desierto saciará tu hambre y dará vigor a tu cuerpo; serás como un huerto bien regado, como un manantial cuyas aguas no se agotan.
Construirás sobre tus viejas ruinas y edificarás sobre cimientos muy antiguos; te llamarán reparador de brechas y restaurador de hogares derruidos.
Si detienes tus pasos para no violar el sábado y no tratas tus negocios en mi día santo, si llamas al sábado tu delicia y lo consagras a la gloria del Señor, si lo honras absteniéndote de viajes, de buscar tu interés, de tratar tus asuntos, entonces el Señor será tu delicia. Te asentaré sobre mis montañas, te haré gustar la herencia de tu padre Jacob". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 85,1-2. 3-4.5-6.
R/. Señor, enséñame a seguir fielmente tus caminos.
Presta, Señor, oídos a mi súplica, pues soy un pobre, lleno de desdichas. Protégeme, Señor, porque te amo; salva a tu servidor, que en ti confía. R/.
Ten compasión de mí, pues clamo a ti, Dios mío, todo el día, y ya que a ti, Señor, levanto el alma, llena a este siervo tuyo de alegría. R/.
Puesto que eres, Señor, bueno y clemente y todo amor con quien tu nombre invoca, escucha mi oración y a mi súplica da respuesta pronta. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Ez 33, 11
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
No quiero la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
Del santo Evangelio según san Lucas: 5, 27-32
En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: "¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?". Jesús les respondió: "No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y de alabanza y concédenos que, purificados por su eficacia, podamos ofrecerte el afecto de un corazón grato a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 9, 13
Misericordia quiero y no sacrificios, dice el Señor; pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Reanimados por este don de vida celestial, te rogamos, Señor, que lo que en esta vida es sacramento para nosotros, se nos convierta en remedio de eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO. Opcional
Muéstrate propicio, Señor a tu pueblo, dichoso de haberse acercado a estos santos misterios, para que, habiendo confiado en tu protección, ningún peligro nos aflija. Por Jesucristo, nuestro Señor.