DOMINGO 13
Verde Domingo VI del Tiempo Ordinario MR, p. 420 (416) / Lecc. I, p. 280 Semana II del Salterio
Otros santos: Cástor de Aquitania, presbítero y eremita; Pablo Le Van Lôc, presbítero y mártir. Beato James (Santiago) Miller, religioso del Instituto de Hermanos de las Escuelas Cristianas y mártir.
HAY QUE ELEGIR BIEN
Jer 17,5-8; Sal l; 1 Cor 15,12.16.20; Lc 6, 17. 20-26
Nuestra capacidad de elegir es un don de Dios, pero es un don que tenemos que ejercer cuidadosamente porque tiene consecuencias enormes. Así nos dicen nuestras lecturas. El salmo 1, por ejemplo, contrapone dos formas de ser y de proceder, entre las cuales hay que escoger: el camino de los justos y el de los malvados. El camino de los justos se centra en la ley, que es un caudal de agua perenne y confiere al ser humano una vitalidad como la de un vegetal que no se marchita. El camino de los malvados es "paja arrastrada por el viento" (v. 4), y conduce a la debilidad y a la muerte. En Lucas, encontramos lo mismo. Jesús une bienaventuranzas y malaventuranzas en un díptico esencial de dicha y desdicha, bien y mal del hombre. ¡Hay que saber escoger bien!
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 30, 3-4
Sírveme de defensa, Dios mío, de roca y fortaleza salvadoras; y pues eres mi baluarte y mi refugio, acompáñame y guíame.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que prometiste poner tu morada en los corazones rectos y sinceros, concédenos, por tu gracia, vivir de tal manera que te dignes habitar en nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
Maldito el que confía en el hombre. Bendito el que confía en el Señor.
Del libro del profeta Jeremías: 17, 5-8
Esto dice el Señor: "Maldito el hombre que confía en el hombre, que en él pone su fuerza y aparta del Señor su corazón. Será como un cardo en la estepa, que nunca disfrutará de la lluvia. Vivirá en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhabitable.
Bendito el hombre que confía en el Señor y en él pone su esperanza. Será como un árbol plantado junto al agua, que hunde en la corriente sus raíces; cuando llegue el calor, no lo sentirá y sus hojas se conservarán siempre verdes; en año de sequía no se marchitará ni dejará de dar frutos". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 1,1-2.3.4 y6.
R/. Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos. R/.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito. R/.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo. R/.
SEGUNDA LECTURA
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15, 12. 16-20
Hermanos: Si hemos predicado que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de ustedes andan diciendo que los muertos no resucitan? Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
Y si Cristo no resucitó, es vana la fe de ustedes; y por lo tanto, aún viven ustedes en pecado, y los que murieron en Cristo, perecieron. Si nuestra esperanza en Cristo se redujera tan sólo a las cosas de esta vida, seríamos los más infelices de todos los hombres. Pero no es así, por que Cristo resucitó, y resucitó como la primicia de todos los muertos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 6, 23
R/. Aleluya, aleluya.
Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Dichosos los pobres. - ¡Ay de ustedes los ricos!
Del santo Evangelio según san Lucas: 6, 17. 20-26
En aquel tiempo, Jesús descendió del monte con sus discípulos y sus apóstoles y se detuvo en un llano.
Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y de Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón.
Mirando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: "Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Imploremos, hermanos, al Dios de la misericordia y pidámosle su ayuda para poder invocar su nombre con sentimientos que le agraden: (R/. Escúchanos, Señor.)
Por la paz de todo el mundo, por la prosperidad de las santas Iglesias y por la unión de todos los hombres, roguemos al Señor.
Por nuestros gobernantes, para que bajo su dirección tengamos una vida feliz y pacífica, roguemos al Señor.
Por la conservación de la naturaleza, por la abundancia de las cosechas y por el progreso del mundo, roguemos al Señor.
Por nuestros familiares y amigos que han muerto en la esperanza de la resurrección, para que Dios les conceda el reposo eterno, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que derribas a los poderosos del trono y a los humildes los colmas de bienes, escucha nuestras oraciones, atiende el clamor de los pobres y de los oprimidos, que se eleva a ti desde todas las regiones del mundo, rompe el yugo de la violencia y del egoísmo, que nos hace enemigos unos de otros, y haz que, acogiéndonos mutuamente como hermanos, seamos signos de una humanidad nueva reunida y unificada en el amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que esta ofrenda, Señor, nos purifique y nos renueve, y se convierta en causa de recompensa eterna para quienes cumplimos tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 77, 29-30
El Señor colmó el deseo de su pueblo; no lo defraudó. Comieron y quedaron satisfechos.
O bien: Jn 3,16
Tanto amó Dios al mundo, que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Saciados, Señor, por este manjar celestial, te rogamos que nos hagas anhelar siempre este mismo sustento por el cual verdaderamente vivimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Desde el primer momento de nuestra existencia, tenemos muchos dones que nos vienen de nuestro Señor. Uno de los más importantes es nuestra libertad, nuestra capacidad de escoger. Pero no se trata simplemente de escoger entre dos alternativas superficiales, como si la libertad fuese simplemente una cuestión de decidir entre dos diferentes marcas de café instantáneo. Se trata, en contraste, de una libertad cuyo nivel más profundo es nada menos que la opción entre las dos alternativas más fundamentales de la existencia humana: a favor de, o en contra de Dios. Nuestras existencias pueden focalizarse en la vida, que es Dios, o en la muerte, que es la ausencia de Dios. Así, los teólogos hablan de una "opción fundamental" del ser humano. El Papa Juan Pablo II aceptó esta concepción en su encíclica sobre la moral cristiana. Veritatis splendor, nn. 65-70, con algunas clarificaciones importantes.