ENERO 2022
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VIERNES 7

Blanco Feria, viernes después de Epifanía, o san Raimundo de Peñafort, presbítero* MR, p. 176 (195) / Lecc. I, p. 475

Otros Santos: José Tran Van Tuân, padre de familia, agricultor y mártir. Beata Lindalva Justo de Oliveira, virgen y mártir.

NO HAY LUGAR PARA LOS EGOÍSTAS
1 Jn 5,5-13; Sa1 l47; Lc 5,12-16

Si uno de los políticos o celebridades de nuestros días pudiese curar las enfermedades de sus seguidores, ¿cómo se portaría? ¿No haría alarde de sus potencialidades en cualquier oportunidad? ¿No buscaría más poder y más dinero? ¿No se declararía la persona más importante de todo el mundo? En breve, ¿no llegaría a ser insoportablemente egoísta? ¡Desde luego que sí! Pero Jesús no hizo nada de eso, como se ve en el Evangelio de hoy. Las palabras y los gestos de Jesús no centran la atención en él, sino en el leproso. Rescata al excluido, al marginado y lo incorpora de nuevo como persona útil y necesaria a la comunidad. En la nueva comunidad cristiana no puede haber marginados ni excluidos so riesgo de contradecir la misión de Jesús, que es el rescate y la recuperación de todos. ¡Mucho menos hay lugar para egoístas insoportables!

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 111. 4

Una luz se levanta en las tinieblas para los hombres de corazón recto: el Señor clemente, justo y compasivo.

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Dios todopoderoso, que el nacimiento del Salvador del mundo, manifestado por la estrella, sea comprendido por nuestras mentes cada vez con mayor profundidad. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El Espíritu, el agua y la sangre.

De la primera carta del apóstol san Juan: 5, 5-13

Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios. Jesucristo es el que vino por medio del agua y de la sangre; él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Así pues, los testigos son tres: el Espíritu, el agua y la sangre. Y los tres están de acuerdo.
Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios vale mucho más y ese testimonio es el que Dios ha dado de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios tiene en sí ese testimonio. El que no le cree a Dios, hace de él un mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo. Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida. A ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, les he escrito estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 147,12-13.14-15.19-20.
R/. Demos gracias y alabemos al Señor.

Glorifica al Señor, Jerusalén, a Dios ríndele honores, Israel. Él refuerza el cerrojo de tus puertas y bendice a tus hijos en tu casa. R/.
Él mantiene la paz en tus fronteras, con su trigo mejor sacia tu hambre. Él envía a la tierra su mensaje y su palabra corre velozmente. R/.
Le muestra a Jacob su pensamiento, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo, ni le ha confiado a otro sus proyectos. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 4, 23
R/. Aleluya, aleluya.

Jesús predicaba la buena nueva del Reino y curaba a la gente de toda enfermedad. R/.

EVANGELIO

Al momento desapareció la lepra.

Del santo Evangelio según san Lucas: 5, 12-16

En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero. Queda limpio". Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: "Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio".
Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oírlo y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta benignamente, Señor, los dones de tu pueblo, para que recibamos, por este sacramento celestial, aquello mismo que el fervor de nuestra fe nos mueve a proclamar. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de la Epifanía, MR., p. 496 (492) o I-III de Navidad, p.493(489).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Jn 4, 9

En esto se manifiesta el amor que Dios nos tiene; en que envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por él.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios, que nos unes a ti al permitirnos participar en tus sacramentos, realiza su poderoso efecto en nuestros corazones, y que la misma recepción de este don tuyo nos haga más dignos de seguido recibiendo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

O bien:

*San Raimundo de Peñafort, presbítero MR, p. 687 (667)
Raimundo de Peñafort (1175-1275), Dominico catalán, fue uno de los grandes maestros contemporáneos de teología moral y de derecho, pero también se le reconoce por su ocupación de formar a los sacerdotes para administrar el sacramento de la reconciliación. Como Superior General de su Orden, le dio un gran impulso.

ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 4, 18

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los pobres y anunciar su liberación a los cautivos.

ORACIÓN COLECTA

Señor, Dios, que hiciste insigne a san Raimundo de Peñafort, presbítero, por su misericordia hacia los pecadores y prisioneros, concédenos, por su intercesión, que, libres de la esclavitud del pecado, realicemos, con libertad de espíritu, lo que te agrada. Por nuestro Señor Jesucristo ...

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Dios todopoderoso, suplicamos humildemente a tu majestad que así como los dones ofrecidos en honor de san Raimundo de Peñafort manifiestan la gloria del poder divino, de la misma manera nos alcancen el fruto de tu salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 28, 20

Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Te rogamos, Señor, que los sacramentos recibidos nos preparen para los gozos eternos, que ya mereció obtener san Raimundo, por administrarlos con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.