MARTES 4
Blanco Feria del Tiempo de Navidad MR, p. 172 (192); Lecc. I, p. 468
Otros santos: Rigoberto de Reims, abad y arzobispo; Ángela de Foligno, Terciaria franciscana y mística; Manuel Gonzá1ez García, obispo y fundador.
QUE TE ADOREN TODOS LOS PUEBLOS
1 Jn 4, 7-10; Sal 71; Mc 6, 34-44
En estos días, posteriores a la fiesta de la Epifanía, retumban ecos de los acontecimientos extraordinarios de esa liturgia. En el salmo de hoy, el 71, escuchamos tales ecos. Este salmo se clasifica como uno real, ya que es una petición para el rey de Israel. Pero es más que sólo una sencilla petición. Es también una proclamación de los beneficios que, de acuerdo con la antigua teología monárquica, los israelitas esperaban de su rey. Hoy en día, no vivimos en una monarquía y no nos inclinamos ante un rey llamado Salomón. No obstante, la verdad es que tenemos un Rey Divino, como se reveló en la Epifanía. Podemos, según el salmo, esperar muchos beneficios magníficos de él (la justicia, la paz, la defensa de los pobres), si luchamos junto con él por la construcción del Reino de Dios.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 117, 26-27
Bendito el que viene en nombre del Señor. El Señor es Dios, él nos ilumina.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, cuyo Unigénito se manifestó en la realidad de nuestra carne, concédenos, por aquel que hemos conocido semejante a nosotros en lo exterior, que merezcamos quedar interiormente renovados. Él, que vive y reina contigo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Dios es amor.
De la primera carta del apóstol san Juan: 4, 7-10
Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito, para que vivamos por él.
El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 71 2. 3-4ab. 7-8.
R/. Que te adoren, Señor, todos los pueblos.
Comunica, Señor, al rey tu juicio, y tu justicia al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente. R/.
Justicia y paz ofrecerán al pueblo las colinas y los montes. El rey hará justicia al oprimido y salvará a los hijos de los pobres. R/.
Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su reino y de un extremo al otro de la tierra. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 4, 18
R/. Aleluya, aleluya.
El Señor me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva y anunciar la liberación a los cautivos. R/.
EVANGELIO
Al multiplicar los panes, Jesús se manifiesta como profeta.
Del santo Evangelio según san Marcos: 6, 34-44
En aquel tiempo, al desembarcar Jesús, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando, y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Cuando ya atardecía, se acercaron sus discípulos y le dijeron: "Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despide a la gente para que vayan por los caseríos y poblados del contorno y compren algo de comer". Él les replicó: "Denles ustedes de comer". Ellos le dijeron: "¿Acaso vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?". Él les preguntó: "¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver". Cuando lo averiguaron, le dijeron: "Cinco panes y dos pescados".
Entonces ordenó Jesús que la gente se sentara en grupos sobre la hierba verde y se acomodaron en grupos de cien y de cincuenta. Tomando los cinco panes y los dos pescados, Jesús alzó los ojos al cielo, bendijo a Dios, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran; lo mismo hizo con los dos pescados. Comieron todos hasta saciarse, y con las sobras de pan y de pescado que recogieron llenaron doce canastos. Los que comieron fueron cinco mil hombres. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta benignamente, Señor, los dones de tu pueblo, para que recibamos, por este sacramento celestial, aquello mismo que el fervor de nuestra fe nos mueve a proclamar. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio de Navidad o de la Epifanía.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Ef 2, 4; Rom 8, 3
Por el gran amor con que nos amó, Dios envió a su propio Hijo con una naturaleza semejante a la del pecado.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor Dios, que nos unes a ti al permitirnos participar en tus sacramentos, realiza su poderoso efecto en nuestros corazones, y que la misma recepción de este don tuyo nos haga más dignos de seguirlo recibiendo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.