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DOMINGO 23

Verde Domingo II del Tiempo Ordinario Domingo de la Palabra de Dios MR, p. 417 (413); Lecc. I, p. 268 LH, semana III del Salterio

Otros santos: Ildefonso de Toledo, monje y obispo; Andrés Chong Hwa Gyong, catequista y mártir. Beata Benedetta Bianchi Porro. virgen laica.

EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS
Neh 8,2-4.5-6.8-10; Sal 19; 1 Cor 12,12-30; Lc 1,1-4. 14-21

Plasmar la Palabra de Dios es producto del esfuerzo humano. Como cualquier otra literatura, requiere que los autores piensen y escriban claramente. El evangelista Lucas ejemplifica este esfuerzo en el principio del Evangelio. Se observa que ha investigado toda la vida de Cristo con cuidado y ha ordenado todo el Evangelio claramente. Sin embargo, la Palabra de Dios no es sólo el producto del esfuerzo humano. Tal esfuerzo sería en vano sin el Espíritu Santo que inspiró a Lucas, y a otros autores bíblicos, para que sus palabras tuvieran el poder de Dios. Por medio del Espíritu, cuando Nehemías lee el libro de la Ley (la Torá), la gente levanta las manos y grita: ''Amén, Amén". Por medio del Espíritu, cuando Jesús lee el volumen de Isaías que se le entrega, todos en la sinagoga se callan y lo miran con atención.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 95, 1. 6

Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia y en su templo, belleza y majestad.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA


Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestros pasos de manera que podamos agradarte en todo y así merezcamos en nombre de tu Hijo amado, abundar en toda clase de obras buenas. Por nuestro Señor Jesucristo

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El pueblo comprendía la lectura del libro de la ley.

Del libro de Nehemías: 8, 2-4. 5-6. 8-10

En aquellos días, Esdras, el sacerdote, trajo el libro de la ley ante la asamblea, formada por los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era el día primero del mes séptimo, y Esdras leyó desde el amanecer hasta el mediodía, en la plaza que está frente a la puerta del Agua, en presencia de los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de razón. Todo el pueblo estaba atento a la lectura del libro de la ley.
Esdras estaba de pie sobre un estrado de madera, levantado para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista del pueblo, pues estaba en un sitio más alto que todos, y cuando lo abrió, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo entonces al Señor, el gran Dios, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: ¡Amén!", e inclinándose, se postraron rostro en tierra. Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicaban el sentido, de suerte que el pueblo comprendía la lectura.
Entonces Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que instruían a la gente, dijeron a todo el pueblo: "Éste es un día consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén ustedes tristes ni lloren (porque todos lloraban al escuchar las palabras de la ley). Vayan a comer espléndidamente, tomen bebidas dulces y manden algo a los que nada tienen, pues hoy es un día consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén tristes, porque celebrar al Señor es nuestra fuerza". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 18, 8. 9. 10. 15.
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
Que sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. R/.

Lo que va entre [ ] se puede suprimir por motivos pastorales.

SEGUNDA LECTURA

Ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de él.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 12, 12-30

Hermanos: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu.
[El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si el pie dijera: "No soy mano, entonces no formo parte del cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Y si el oído dijera: "Puesto que no soy ojo, no soy del cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿con qué oiríamos? Y si todo el cuerpo fuera oído, ¿con qué oleríamos? Ahora bien, Dios ha puesto los miembros del cuerpo cada uno en su lugar, según lo quiso. Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Cierto que los miembros son muchos, pero el cuerpo es uno solo. El ojo no puede decirle a la mano: "No te necesito"; ni la cabeza a los pies: "Ustedes no me hacen falta". Por el contrario, los miembros que parecen más débiles son los más necesarios. Ya los más íntimos los tratamos con mayor decoro, porque los demás no lo necesitan. Así formó Dios el cuerpo, dando más honor a los miembros que carecían de él, para que no haya división en el cuerpo y para que cada miembro se preocupe de los demás. Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; y cuando recibe honores, todos se alegran con él.
Pues bien,] ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de él. [En la Iglesia, Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros; luego, a los que hacen milagros, a los que tienen el don de curar a los enfermos, a los que ayudan, a los que administran, a los que tienen el don de lenguas y el de interpretarlas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos el don de curar? ¿Tienen todos el don de lenguas y todos las interpretan?] Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Lc 4, 18
R/. Aleluya, aleluya.

El Señor me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva y anunciar la liberación a los cautivos. R/.

EVANGELIO

Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura.

Del santo Evangelio según san Lucas: 1,1-4; 4, 14-21

Muchos han tratado de escribir la historia de las cosas que pasaron entre nosotros, tal y como nos las trasmitieron los que las vieron desde el principio y que ayudaron en la predicación. Yo también, ilustre Teófilo, después de haberme informado minuciosamente de todo, desde sus principios, pensé escribírtelo por orden, para que veas la verdad de lo que se te ha enseñado.
(Después de que Jesús fue; tentado por el demonio en el desierto), impulsado por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, a Dios Padre todopoderoso, en cuyas manos está el destino del universo, y pidámosle confiadamente que escuche las oraciones de su pueblo:
Por la santa Iglesia de Dios, para que busque cada día con mayor afán el rostro de su Señor, y sus fieles se esfuercen en purificarse de todas sus faltas y pecados, roguemos al Señor,
Por los que gobiernan las naciones, para que trabajen con interés y constancia por la paz y el bienestar de sus pueblos, a fin de que reine entre ellos la justicia y la paz, roguemos al Señor.
Por los enfermos, los encarcelados y por todos los que sufren. para que Dios, Padre de misericordia, venga en auxilio de sus males, roguemos al Señor.
Por todos los que estamos aquí reunidos, para que el Señor nos conceda perseverar en la fe y progresar en el mutuo amor, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que has enviado a tu Hijo, rey y profeta, para anunciar el Evangelio a los pobres, la libertad a los cautivos y a los ciegos la vista, escucha nuestras súplicas y haz que tu palabra resuene con fuerza en el mundo, y a nosotros nos transforme en instrumentos eficaces de libertad y salvación para todos los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, benignamente, nuestros dones, y santifícalos, a fin de que nos sirvan para nuestra salvación.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio para los domingos de Tiempo Ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 33,6

Acudan al Señor; quedarán radiantes y sus rostros no se avergonzarán.

O bien: Jn 8, 12

Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue, no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios todopoderoso, que, al experimentar el efecto vivificante de tu gracia, nos sintamos siempre dichosos por este don tuyo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Hoy es el Domingo de la Palabra de Dios, una celebración instituida por el Papa Francisco en 2019 para promover la lectura de la Biblia. Es la oportunidad perfecta de preguntarnos acerca de nuestra relación con las Escrituras. ¿Tenemos una versión confiable y bien traducida de la Biblia? ¿Llevamos la Biblia con nosotros, por ejemplo en nuestros bolsillos o en nuestros teléfonos? ¿Ponemos la Biblia en un sitio digno en nuestras casas? ¿Cuántas veces la leemos cada día? ¿Hemos saboreado sus palabras y dejado que lleguen a nuestros corazones? Vale la pena hacernos estas preguntas, y muchas más. Como dijo una vez el Papa, la Palabra de Dios es una carta de amor escrita para nosotros por Aquél que nos conoce como nadie más. ¿Cómo podemos escuchar su voz si no tenemos un contacto continuo con sus palabras de amor?