JUEVES 16
Rojo Memoria de los santos Cornelio, Papa y Cipriano, obispo, mártires MR, p. 834 (823). 942 (934) / Lecc. II, p. 803
Otros santos: Edit o Edita de Wilton, religiosa benedictina.
Del Común de mártires: para varios mártires, MR, p. 925 (917), o del Común de pastores: para un obispo, MR, p. 941 (933).
Cipriano, obispo de Cartago, fue decapitado el 14 de septiembre de 258. Sus escritos, lo mismo que su martirio, revelan el alma de un verdadero pastor, siempre en la brecha para sostener a sus hermanos perseguidos y preservar la unidad de la Iglesia. En todo procuró dar ejemplo de fidelidad a nuestro Señor. El Papa Cornelio, quien murió en Civitavecchia después de un breve pontificado (251-253), se ganó el respeto y la amistad de Cipriano. Por este motivo, desde el siglo IV, la Iglesia romana festeja a Cornelio en su propia cripta en el aniversario de Cipriano.
BUSCANDO A DIOS
1 Tim 4,12-16; Sal 110; Lc 7, 36-50
La escena de la mujer que se acerca a Jesús es el marco perfecto para que él establezca la distancia enorme que hay entre el legalismo y la apertura a la novedad del Reino. Ni el cumplimiento más riguroso de la Ley ni la "separación" en que viven los piadosos fariseos, conmueven a Dios; sólo el amor y el reconocimiento de ser pecador atrae la misericordia de Dios. Sin embargo, no podemos pasar por alto a la mujer pecadora, aunque no sabemos mucho de ella. Es caracterizada por el evangelista como pecadora, pero esto no justifica concluir, como han hechos varios, que era prostituta (¡se puede pecar de otras formas!). Ni tampoco podemos identificarla con María Magdalena, ya que falta justificación suficiente. Pero, sí, sabemos que esta mujer ha inspirado a muchos que buscan a Dios a pesar de sus faltas.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sir 45, 30
El Señor hizo con él una alianza de paz, lo puso al frente de su pueblo y lo constituyó sacerdote para siempre.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que en los santos Cornelio y Cipriano diste a tu pueblo pastores llenos de celo y mártires victoriosos, concédenos, por su intercesión, ser fortalecidos en la fe y la constancia y trabajar esforzadamente por la unidad de la Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Preocúpate de ti mismo y de tu enseñanza, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.
De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 4, 12-16
Querido hermano: Que nadie te desprecie por tu juventud. Procura ser un modelo para los fieles en tu modo de hablar y en tu conducta, en el amor, en la fe y en la castidad.
Mientras llego, preocúpate de leer públicamente la Palabra de Dios, de exhortar a los hermanos y de enseñarlos.
No descuides el don que posees. Recuerda que se te confirió cuando, a instancias del Espíritu, los presbíteros te impusieron las manos. Pon interés en todas estas cosas y dedícate a ellas, de modo que todos vean tu progreso. Cuida de tu conducta y de tu enseñanza y sé perseverante, pues obrando así, te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 110, 7-8.9.10.
R/. Los mandamientos del Señor son dignos de confianza.
Justas y verdaderas son las obras del Señor; son dignos de confianza sus mandatos, pues nunca pierden su valor y exigen ser fielmente ejecutados. R/.
Él redimió a su pueblo y estableció su alianza para siempre. Dios es santo y terrible. R/.
El temor del Señor es el principio de la sabiduría y los que viven de acuerdo con él son sensatos. La gloria del Señor perdura eternamente. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 11, 28
R/. Aleluya, aleluya.
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio, dice el Señor. R/.
EVANGELIO
Sus pecados le han quedado perdonados, porque ha amado mucho.
Del santo Evangelio según san Lucas: 7, 36-50
En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa.
Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas bañaba sus pies; los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume.
Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: "Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora".
Entonces Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". El fariseo contestó: "Dímelo, Maestro". Él le dijo: "Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?". Simón le respondió: "Supongo que aquel a quien le perdonó más".
Entonces Jesús le dijo: "Has juzgado bien". Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por lo cual, yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama". Luego le dijo a la mujer: "Tus pecados te han quedado perdonados".
Los invitados empezaron a preguntarse a sí mismos: "¿Quién es éste que hasta los pecados perdona?". Jesús le dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado; vete en paz". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, los dones de tu pueblo, que te presentamos al conmemorar el sacrificio de tus santos mártires; y te pedimos que el misterio que dio valor en la persecución a los santos Cornelio y Cipriano, nos dé también a nosotros constancia en la adversidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Jn 21, 17
Señor, tú lo conoces todo; tú sabes que te amo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Por este sacramento que hemos recibido, te pedimos, Señor, que, a ejemplo de los santos mártires Cornelio y Cipriano, sostenidos con tu espíritu de fortaleza, podamos dar testimonio de la verdad del Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor.