SEPTIEMBRE 2021
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MIÉRCOLES 15

Memoria de Nuestra Señora de los Dolores

Blanco MR, p. 833 (822) / Lecc. II, pp. 799 y 1120

Otros santos: Beatos: Pablo Manna, Presbítero del Pontificio Instituto para Misiones Extranjeras y fundador; Antonio María Schwartz, presbítero y fundador.

La santísima Virgen Marta estuvo íntimamente unida a la pasión de su Hijo. Por eso está asociada de un modo particular a la gloria de su resurrección. La compasión de María. que celebramos en esta fiesta, nos recuerda que al pie de la cruz la maternidad de María se extendió a todo el cuerpo de Cristo. que es la Iglesia. es decir, a todos nosotros.

LA VIRGEN MARÍA ES MADRE UNIVERSAL
1 Tim 3, 14-16; Sal 110; Jn 19. 25-27

Nuestro Evangelio no describe sólo un acto de piedad filial de Jesús hacia su madre. También tiene un simbolismo que ha suscitado varias interpretaciones a lo largo de los siglos. De acuerdo con una de éstas, fundamentada en la idea judía de la maternidad del Sión Mesiánico, se revela aquí la maternidad espiritual de María. Por medio de las palabras de Jesús, ella se convierte en la madre no sólo del discípulo amado, sino también de todos los creyentes a quienes él representa. Es la Iglesia que engendra a muchos hijos e hijas. Se llama "mujer", porque realiza la misión del nuevo Pueblo de Dios que con frecuencia es contemplado como mujer (Cfr. Is 26, 17). María queda instituida en la "mujer bíblica", la que da a luz con dolor al Mesías (Apoc 12, 2) Y se convierte en madre universal.

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Lc 2, 34-35

El anciano Simeón dijo a María: Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción; y a ti, una espada te atravesará el alma.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que quisiste que junto a tu Hijo en la cruz estuviera de pie su Madre, compartiendo su dolor, concede a tu Iglesia que, asociada con ella a la pasión de Cristo, merezca participar de su gloriosa resurrección. Él, que vive y reina contigo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Realmente es grande el misterio del amor de Dios.

De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 3, 14-16

Querido hermano: Te escribo estas cosas con la esperanza de ir a verte pronto. Pero si tardo en llegar, quiero que sepas desde ahora cómo debes de actuar en la casa del Dios vivo, que es la Iglesia, columna y fundamento de la verdad.
Realmente es grande el misterio del amor de Dios, que se nos ha manifestado en Cristo, hecho hombre, santificado por el Espíritu, contemplado por los ángeles, anunciado a todas las naciones, aceptado en el mundo mediante la fe y elevado a la gloria.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 110, 1-2. 3-4. 5-6.
R/. Alabemos a Dios de todo corazón.

Quiero alabar a Dios, de corazón, en las reuniones de los justos. Grandiosas son las obras del Señor y para todo fiel, dignas de estudio. R/.
De majestad y gloria hablan sus obras y su justicia dura para siempre. Ha hecho inolvidables sus prodigios. El Señor es piadoso y es clemente. R/.
Acordándose siempre de su alianza, él le da de comer al que lo teme. Al darle por herencia a las naciones, hizo ver a su pueblo sus poderes. R/.

SECUENCIA (Lecc. II. p. 1120)

Esta secuencia es opcional, tanto en su forma larga como en su forma breve, desde * ¡Oh dulce fuente de amor!

La Madre piadosa estaba Por los pecados del mundo, junto a la cruz, y lloraba vio a Jesús en tan profundo mientras el Hijo pendía; tormento la dulce Madre. cuya alma triste y llorosa, Vio morir al Hijo amado traspasada y dolorosa, que rindió desamparado fiero cuchillo tenía. el espíritu a su Padre.     ¡Oh cuán triste y afligida * ¡Oh dulce fuente de amor!, estaba la Madre herida, hazme sentir tu dolor de tantos tormentos llena, para que llore contigo. cuando triste contemplaba y que, por mi Cristo amado, y dolorosa miraba mi corazón abrasado del Hijo amado la pena!  más viva en Él que conmigo.     ¿Y cuál hombre no llorara Y, porque a amarlo me anime si a la Madre contemplara en mi corazón imprime de Cristo en tanto dolor? las llagas que tuvo en sí. ¿Y quién no se entristeciera, Y de tu Hijo, Señora, Madre piadosa, si os viera divide conmigo ahora sujeta a tanto rigor? las que padeció por mí.     Hazme contigo llorar Haz que su cruz me enamore y de veras lastimar y que en ella viva y more de sus penas mientras vivo; de mi fe y amor indicio; porque acompañar deseo porque me inflame y encienda en la cruz, donde lo veo, y contigo me defienda tu corazón compasivo. en el día del juicio.     ¡Virgen de vírgenes santas!, Haz que me ampare la muerte llore ya con ansias tantas de Cristo, cuando en tan fuerte que el llanto dulce me sea; trance, vida y alma estén; porque su pasión y muerte porque, cuando quede en calma tenga en mi alma de suerte el cuerpo, vaya mi alma que siempre sus penas vea. a su eterna gloria. Amén.    


ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO

R/. Aleluya, aleluya.

Dichosa la Virgen María, que sin morir, mereció la palma del martirio junto a la cruz del Señor. R/.

EVANGELIO

¿Y cuál hombre no llorara si a la Madre contemplara de Cristo en tanto dolor?

Del santo Evangelio según san Juan: 19, 25-27

En aquel tiempo, estaban junto a la cruz de Jesús, su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: "Mujer, ahí está tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí está tu madre". Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Dios misericordioso, las súplicas y ofrendas que te presentamos para alabanza de tu nombre, al venerar a la santísima Virgen María, a quien, bondadoso, nos entregaste como piadosísima Madre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de santa María Virgen (conmemoración) MR, pp. 526-530 (527-531).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 Pe 4, 13

Alégrense de compartir ahora los padecimientos de Cristo, para que cuando se manifieste su gloria, el júbilo de ustedes sea desbordante.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con el sacramento de la redención eterna, te pedimos, Señor, que, al conmemorar el dolor de la santísima Virgen María, completemos, a favor de la Iglesia, que falta en nosotros a los padecimientos de Cristo.
El, que vive y reina por los siglos de los siglos.