LUNES 7
Verde Feria, Misa por los cristianos perseguidos MR, p. 1129 (1121) / Lecc. II, p. 421
Otros santos: Roberto de Newminster, abad cisterciense; Antonio María Gianelli, obispo y fundador. Beata María Teresa de Soubiran, virgen fundadora.
LA CARTA MAGNA DEL NUEVO PUEBLO DE DIOS
2 Cor 1,1-7; Sal 33; Mt 5,1-12
El Evangelio de Mateo nos presenta el inicio del Sermón del Monte, el primero de los cinco grandes discursos programáticos de Jesús en este Evangelio. Se trata de la Carta Magna del nuevo pueblo de Dios y se ha de leer bajo el símbolo del Monte Sinaí y de Moisés como fondo (Éx 19), con el fin de apreciar las semejanzas y contrastes que existen entre ambos relatos. Por ejemplo, las bienaventuranzas son enunciados de valor, mientras que la Ley del Sinaí se compone de mandatos. A la cabeza de esta Carta, encontramos las ocho bienaventuranzas que constituyen su esencia. Las primeras cuatro, reflejan actitudes del corazón, seguidas de otras cuatro que tratan sobre el compromiso y el empeño por cambiar la realidad y hacer presente el reinado de Dios aquí y ahora. Todas son una invitación a superarse constantemente.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 73, 20. 19. 22. 23
Acuérdate. Señor de tu aJianza y no abandones sin remedio la vida de tus pobres. Levántate, señor, defiende tu causa y no olvides los ruegos de aquellos que te imploran.
O bien: Hech 12, 5
Mientras Pedro estaba en la cárcel, la comunidad no cesaba de orar a Dios por él.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que en tu inescrutable providencia quieres asociar a tu Iglesia a la pasión de tu Hijo, concede a tus fieles que son perseguidos a causa de tu nombre, el espíritu de paciencia y caridad, para que sean hallados testigos fieles y veraces de tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Dios nos conforta para que nosotros podamos confortar a los demás en todos sus sufrimientos.
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 1, 1-7
Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Timoteo, hermano nuestro, deseamos a la Iglesia de Dios que está en Corinto y a todos los cristianos que viven en la provincia de Acaya, la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre lleno de misericordia y Dios que siempre consuela. El es quien nos conforta en nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos también confortar con la misma fuerza que recibimos de Dios, a los que se encuentran atribulados.
Porque así como participamos abundantemente en los sufrimientos de Cristo, así, por medio de Cristo, recibimos también un gran consuelo. Por eso, si sufrimos, es para consuelo y salvación de ustedes; si somos consolados. es también para consuelo de ustedes, para que puedan soportar con paciencia los mismos sufrimientos que nosotros soportamos.
Tenemos, pues, una firme esperanza en ustedes, porque sabemos que, así como ustedes son nuestros compañeros en el sufrimiento, también lo serán en el consuelo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 33,2-3.4-5.6-7.8-9.
R/. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder. Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. R/.
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado, porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias. R/.
Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los protege. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se refugia en él. R/.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 5, 12
R/. Aleluya, aleluya.
Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos. R/.
EVANGELIO
Dichosos los pobres de espíritu.
Del santo Evangelio según san Mateo: 5, 1-12
En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles y les dijo: "Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia. porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, nuestras humildes oraciones y ofrendas, y concede a cuantos padecen persecución de los hombres, por servirte fielmente, que se alegren de estar asociados al sacrificio de tu Hijo Jesucristo y sepan que sus nombres están escritos en el cielo, entre aquellos que están elegidos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Mt 5,11-12
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía, dice el Señor. Alégrense y salten de contento porque su premio será grande en los cielos.
O bien: Mt 10, 32
A quien me reconozca delante de los hombres, yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Por la fuerza de este sacramento, Señor, fortalece en la verdad a tus siervos y concede a aquellos fieles que se hallan en la tribulación que, cargando su cruz detrás de tu Hijo, puedan, en medio de las adversidades, gloriarse sin cesar del nombre de cristianos. Por Jesucristo, nuestro Señor.