MARTES 29

Blanco Día V dentro de la Octava de Navidad, Memoria de santo Tomás Becket, obispo y mártir* MR, pp. 159 (181). 903 (895) / Lecc. I, p. 437

Otros santos: David, profeta y rey. Beato Gerardo Cagnoli de Valenza, religioso de la Orden de Frailes Menores.

Era canciller de Inglaterra, cuando el rey Enrique II Plantagenet lo eligió como obispo de Canterbury. En ese cargo defendió vigorosamente los derechos de la Iglesia, a quien el rey quería dominar. En represalia, fue desterrado a Francia, y cuando volvió a Canterbury, los incondicionales del rey lo asesinaron en su catedral (1118-1173).

SIGNO DE CONTRADICCIÓN
1 Jn 2,3-11; Lc 2,22-35

Entre las grandiosas promesas contenidas en el Antiguo Testamento y las realizaciones modestas que se irían cumpliendo en el ministerio de Jesús puede colarse un ánimo de desencanto y frustración. Por eso mismo tienen sentido las palabras que el Espíritu nos comunica por medio de Simeón. Jesús se convertirá en un signo de contradicción. Los escépticos y los impacientes despreciarán la novedad de su misión, marcada por la gracia y la compasión hacia los pecadores. Sin embargo, la historia de vida del anciano Simeón nos recuerda una convicción profunda: la esperanza cristiana no se frustra. Lo que pasa es que se realiza de manera menos aparatosa de lo que acostumbramos imaginar. Una pareja pobre que apenas dispone de una ofrenda de dos pichones, recién llegada de Nazaret es la señal de que la fidelidad de Dios sigue salvando a Israel.

ANTÍFONA DE ENTRADA Jn 3, 16

Tanto amó Dios al mundo. que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él, no perezca, sino que tenga la vida eterna.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso e invisible, que, con la luz de tu venida, ahuyentaste las tinieblas del mundo, míranos con rostro sereno, para que sobreabundemos en toda alabanza, proclamando dignamente la gloria del nacimiento de tu Unigénito. El, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

O bien de la conmemoración del santo:

Dios nuestro, tú que concediste al mártir santo Tomás Becket grandeza de alma para entregar su vida por la justicia, concédenos, por su intercesión, la gracia de renunciar a nuestra vida por Cristo en este mundo, para poderla encontrar en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El que ama a su hermano permanece en la luz.

De la primera carta del apóstol san Juan: 2, 3-11

Queridos hermanos: En esto tenemos una prueba de que conocemos a Dios, en que cumplimos sus mandamientos. El que dice: "Yo lo conozco", pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado a su plenitud, y precisamente en esto conocemos que estamos unidos a Él. El que afirma que permanece en Cristo debe de vivir como Él vivió.
Hermanos míos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que ustedes tenían desde el principio. Este mandamiento antiguo, es la palabra que han escuchado, y sin embargo, es un mandamiento nuevo éste que les escribo; nuevo en él y en ustedes, porque las tinieblas pasan y la luz verdadera alumbra ya.
Quien afirma que está en la luz y odia a su hermano, está todavía en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien odia a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas y no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 95, 1-2a. 2b-3. 5b-6.
R/. Cantemos la grandeza del Señor.

Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. R/.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. R/.
Ha sido el Señor quien hizo el cielo; hay gran esplendor en su presencia y lleno de poder está su templo. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 2, 32
R/. Aleluya, aleluya.

Cristo es la luz que alumbra a las naciones y la gloria de tu pueblo, Israel. R/.

EVANGELIO

Cristo es la luz que alumbra a las naciones.

Del santo Evangelio según san Lucas: 2, 22-35

Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentado al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: "Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel".
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: "Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

No se dice Credo.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Recibe, Señor, nuestros dones, con los que se realiza tan glorioso intercambio, para que, al ofrecerte lo que tú nos diste, merezcamos recibirte a ti mismo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I-III de Navidad, pp. 493-495 (489-491).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Lc 1. 78

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos ha visitado, el Sol que nace de lo alto.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Concédenos, Dios todopoderoso, que la eficacia de estos sagrados misterios constantemente fortalezca nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.