DOMINGO 11
Verde Domingo XVIII del Tiempo Ordinario [Se omite la memoria de San Juan XXIII, papa] MR, p. 442 (438) / Lecc. II, p. 72
Otros santos: La Maternidad Divina de la Santísima Virgen María. María Soledad Torres, virgen y fundadora.
UN BANQUETE INCLUYENTE
Is 25,6-10: Flp 4.12-14: Mt 22. 1-14
El profeta Isaías tenía una mirada penetrante y por eso mismo podía educar a sus oyentes en la esperanza y en la apertura a la vida plena, la que se abre paso luego del fin de la vida terrena. Esta existencia está marcada por la fragilidad. El fracaso, la enfermedad y la muerte provocan y enlutan el rostro de nosotros los mortales. Dios se conmueve profundamente ante el dolor y el llanto que lastima a sus criaturas. El mal con todo su abanico de desgracias no volverá a lastimarnos. Dios nos hará participar de su vida plena. En esa plenitud no habrá lugar para discriminación ni exclusión alguna. El banquete es para todos los pueblos, más allá de sus prácticas y creencias, Dios está decidido a acogerlos a todos. La parábola evangélica ratifica la vocación universal a la vida plena.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 129. 3-4
Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, Señor, ¿quién podría resistir? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos disponga y nos acompañe, de manera que estemos siempre dispuestos a obrar el bien. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
El Señor preparará un banquete y enjugará las lágrimas de todos los rostros,
Del libro del profeta Isaias: 25, 6-10
En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos; un banquete con vinos exquisitos y manjares sustanciosos. El arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo ha dicho el Señor.
En aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara. Alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae, porque la mano del Señor reposará en este monte". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 22, 1-3a. 3b-4. 5, 6.
R/. Habitaré en la casa del Señor toda la vida.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad. R/.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término. R/.
SEGUNDA LECTURA
Todo lo puedo unido a aquel que me da fuerza.
De la carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 4, 12- 14.19-20
Hermanos: Yo sé lo que es vivir en pobreza y también lo que es tener de sobra. Estoy acostumbrado a todo: lo mismo a comer bien que a pasar hambre; lo mismo a la abundancia que a la escasez. Todo lo puedo unido a aquel que me da fuerza.
Sin embargo, han hecho ustedes bien en socorrerme cuando me vi en dificultades. Mi Dios, por su parte, con su infinita riqueza, remediará con esplendidez todas las necesidades de ustedes, por medio de Cristo Jesús. Gloria a Dios, nuestro Padre, por los siglos de los siglos. Amén. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr: Ef 1, 17-18
R/. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes, para que podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.
EVANGELIO
Conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren.
Del santo Evangelio según san Mateo: 22, 1-14
En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: "El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir.
Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: 'Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda'. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron.
Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego les dijo a sus criados: 'La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos.
Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren'. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados.
Cuando el rey entró a saludar a los convidados, vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: 'Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?'. Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: 'Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación'. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Llenos de confianza en el Señor, oremos, hermanos, por todos los hombres y por todas sus necesidades y digamos confiadamente: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Para que Dios conceda el espíritu de paciencia y de caridad a los cristianos perseguidos por su nombre y los ayude a ser testigos fieles y verídicos de su Evangelio, roguemos al Señor.
Para que Dios conceda prudencia a los gobernantes y honradez a todos los súbditos, a fin de que se mantengan la armonía y la justicia en la sociedad, roguemos al Señor.
Para que el Señor, el único que puede hacer prosperar el trabajo del hombre, bendiga los esfuerzos de los trabajadores y haga que la tierra dé frutos abundantes para todos, roguemos al Señor.
Para que Dios no permita que en la hora de nuestra muerte, desesperados y sin acordarnos de él, nos sintamos como arrancados de este mundo, sino que, confiados y con una gran paz, lleguemos a la vida feliz y eterna, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que invitas a todos los hombres al banquete de tu Hijo, escucha nuestras súplicas y concédenos la sabiduría de tu Espíritu, para que sepamos discernir y anunciar la esperanza a la que estamos llamados y la gloria que nos tienes reservada en la mesa del reino de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las súplicas de tus fieles junto con estas ofrendas que te presentamos, para que, lo que celebramos con devoción, nos lleve a alcanzar la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 33, 11
Los ricos se empobrecen y pasan hambre; los que buscan al Señor, no carecen de nada.
O bien: 1 Jn 3, 2
Cuando el Señor se manifieste, seremos semejantes a él porque los veremos tal cual es.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios nuestro, te pedimos que así como nos nutres con el sagrado alimento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos hagas participar de tu naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Algún filósofo cristiano ha escrito que los males están mejor repartidos que los bienes. A todos nos va tocando la enfermedad, el envejecimiento y finalmente la muerte. No hay certificado académico ni cuenta bancaria que nos exente de la adversidad. La fragilidad humana tiene un rasero muy parejo. Las diferencias en cuanto al saber, tener, poder que tantos conflictos sociales generan, terminan siendo intrascendentes como bien lo ha documentado la reciente pandemia. Los seres humanos somos lentos para aprender las lecciones valiosas de la existencia. Seguimos atrapados en disputas estériles. Desafortunadamente se subrayan más las diferencias que nuestra pertenencia a una comunidad de iguales. Quienes viven obsesionados por mantener a toda costa el poder político y económico le echan leña a la hoguera de la polarización social. Los discípulos de Jesús estamos llamados a superar esas riñas estériles, puesto que confesamos a un Padre común.