SEPTIEMBRE 2020
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JUEVES 17

Verde / Blanco Feria o Misa Por el progreso de los pueblos, o Memoria de San Roberto Belarmíno, obispo y doctor de la Iglesia* MR, p. 1140 (1132) / Lecc. II, p. 804

Otros santos: Hildegarda Von Bingen, religiosa benedictina y Doctora de la Iglesia. Beata Leonella Sgorbati, religiosa profesa del Instituto de las Misioneras de la Consolata y mártir.

UN AGRADECIMIENTO EFUSIVO
1 Cor 15,1-11; Lc 7, 36-50

La escena evangélica que nos comparte san Lucas resulta instructiva para comprender la importancia que la compasión y la gratitud tienen en la espiritualidad cristiana. La pecadora anónima y el fariseo llamado Simón son dos personas muy distintas. Ella carece de nombre, de reconocimiento y prestigio social; mientras que el fariseo es respetado como un guía religioso, dispone de bienestar e identidad individual puesto que conocemos su nombre. Sin embargo, sus papeles resultan seriamente alterados cuando se encuentran con Jesús: el fariseo se muestra como una persona mezquina y suspicaz hacia su huésped; en cambio la mujer aparece como alguien llena de gratitud y generosidad. Ambos tuvieron acceso al encuentro con Jesús, pero fue la mujer quien supo acoger la oferta de perdón que Jesús le regalaba. El fariseo se autoexc1uyó del amor de Dios.

ANTÍFONA DE ENTRADA 1 Jn 3, 17

Si alguno, teniendo con qué vivir, ve a su hermano pasar necesidad, y sin embargo, no lo ayuda, ¿cómo habitará el amor de Dios en él?

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que diste un origen idéntico a todos los pueblos y de ellos quisiste congregar a una sola familia para ti, llena los corazones de todos con el fuego de tu amor y enciende en ellos el deseo de un justo progreso de sus hermanos, para que, por medio de los bienes que en abundancia das para todos, se realice cada uno como persona humana y, suprimida toda división, se afiancen en el mundo la igualdad y la justicia. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Esto es lo que predicamos y lo que ustedes han creído.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 15,1-11

Hermanos: Les recuerdo el Evangelio que yo les prediqué y que ustedes aceptaron y en el cual están firmes. Este Evangelio los salvará, si lo cumplen tal y como yo lo prediqué. De otro modo, habrán creído en vano.
Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles.
Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. Porque yo perseguí a la Iglesia de Dios y por eso soy el último de los apóstoles e indigno de llamarme apóstol. Sin embargo, por la gracia de Dios, soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí; al contrario, he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios, que está conmigo. De cualquier manera, sea yo, sean ellos, esto es lo que nosotros predicamos y esto mismo lo que ustedes han creído. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 117, 1-2. 16ab-17. 28.
R/. Te damos gracias, Señor, porque eres bueno.

Te damos gracias, Señor, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. Diga la casa de Israel: "Su misericordia es eterna". R/.
Escuchemos el canto de victoria que sale de la casa de los justos: "La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es nuestro orgullo". R/.
No moriré, continuaré viviendo para contar lo que el Señor ha hecho. Tú eres mi Dios, y te doy gracias. Tú eres mi Dios, y yo te alabo. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Mt 11, 28

Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio, dice el Señor. R/.

EVANGELIO

Sus pecados le han quedado perdonados, porque ha amado mucho.

Del santo Evangelio según san Lucas: 7, 36-50

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas le bañaba los pies, los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume.
Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: "Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora".
Entonces Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". El fariseo contestó: "Dímelo, Maestro". Él le dijo: "Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?". Simón le respondió: "Supongo que aquel a quien le perdonó más".
Entonces Jesús le dijo: "Has juzgado bien". Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por lo cual, yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama". Luego le dijo a la mujer: "Tus pecados te han quedado perdonados".
Los invitados empezaron a preguntarse a sí mismos: "¿Quién es éste que hasta los pecados perdona?". Jesús le dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado; vete en paz". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Escucha complacido, Señor, las oraciones de los que te suplican, y, al recibir la oblación de tu Iglesia, concédenos que todos los hombres sean colmados del Espíritu de hijos de Dios, de manera que, superada toda injusticia por la caridad, los pueblos lleguen a ser una sola familia, en tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 103, 13-15

Con los frutos de tus obras, Señor, llenas la tierra, par que obtengamos de ella el pan de la tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.

O bien: Lc 11, 9

Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá, dice el Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Alimentados con un mismo pan, mediante el cual renuevas sin cesar a la familia humana, te rogamos, Señor, que de la participación del sacramento de unidad, obtengamos un amor genuino y puro para ayudar al progreso de los pueblos y cumplir, movidos por la caridad, las exigencias de la justicia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

O bien:

* San Roberto Belarmino, obispo y doctor de la Iglesia MR, p. 835 (824)

Nacido en Toscana (Italia), entró muy joven en la Compañía de Jesús y dio clases en Lovaina y Roma. Allí escribió sus "Controversias" y dirigió espiritualmente a san Luis Gonzaga. Nombrado por el Papa cardenal-arzobispo de Capua, manifestó su gran habilidad pastoral. Pero tuvo que volver a Roma como consejero papal (1542-1621).
Del común de pastores: para un obispo: p. 943 (935)0 del Común de pastores: para un obispo, p. 941 (948).

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que para defender la fe de tu Iglesia colmaste a san Roberto Belarmino de admirable sabiduría y fortaleza, por su intercesión concede a tu pueblo el gozo de profesar íntegramente esa misma fe. Por nuestro Señor Jesucristo ...