DOMINGO 5
Verde Domingo XIV del Tiempo Ordinario [Se omite la memoria de San Antonio María Zacaría, presbítero] MR, p. 428 (424) / Lecc. II, p. 27
Otros santos: Atanasio "el Athonita", eremita y abad; Teresa y Rosa Chen de China, laicas Mártires. Beato Joseph Boissel, presbítero de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada y mártir.
DESTRUIRÁ LOS ARCOS DE GUERRA
Zac 9,9-10; Rom 8, 9.11-13; Mt 11, 25-30
El profeta Zacarías debió escuchar demasiados lamentos de madres angustiadas que habían recibido los despojos de sus hijos aplastados en guerras inútiles. Los promotores de las guerras no ceden, siguen derramando sangre de inocentes con tal de conseguir sus propósitos. El Dios de Israel, por más que hayan desfigurado su rostro, es un rey justo y humilde, que ama la paz y detesta toda forma de violencia. Los jinetes de la guerra no le entusiasman, por eso el profeta anuncia a un emisario modesto que apenas monta en un borrico. El Evangelio de San Mateo también nos presenta un discurso consolador del Señor Jesús. Sus oyentes están desmoralizados por tanto infortunio y tanta violencia y opresión. Reposo y respiro es lo que Jesús les ofrece. Quienes confíen en su mensaje, descubrirán que es un camino que conduce a la paz interior, condición indispensable para alcanzar la paz en la familia y en la sociedad.
ANTÍFONA DE ENTRADA 8a147, 10-11
Meditamos, Señor, los dones de tu amor, en medio de tu templo. Tu alabanza llega hasta los confines de la tierra como tu fama. Tu diestra está llena de justicia.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo reconstruiste el mundo derrumbado, concede a tus fieles una santa alegría, para que, a quienes rescataste de la esclavitud del pecado, nos hagas disfrutar del gozo que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo ...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Mira a tu rey que viene humilde hacia ti.
Del libro del profeta Zacarías: 9, 9-10
Esto dice el Señor: "Aléacute;grate sobremanera, hija de Sión; da gritos de júbilo, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado en un burrito.
Él hará desaparecer de la tierra de Efraín los carros de guerra, y de Jerusalén, los caballos de combate. Romperá el arco del guerrero y anunciará la paz a las naciones. Su poder se extenderá de mar a mar y desde el gran río hasta los últimos rincones de la tierra". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 144, 1-2. 8-9. 10-11. 13cd-14.
R/. Acuérdate, Señor, de tu misericordia.
Dios y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre, y no cesará mi boca de alabarte. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/.
El Señor es siempre fiel a sus palabras, y lleno de bondad en sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia. R/.
Que te alaben, Señor, todas tus obras, y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.
SEGUNDA LECTURA
Si con la ayuda del Espíritu dan muerte a los bajos deseos del cuerpo, vivirán.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 8, 9. 11-13
Hermanos: Ustedes no viven conforme al desorden egoísta del hombre, sino conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en ustedes. Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. Si el Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en ustedes.
Por lo tanto, hermanos, no estamos sujetos al desorden egoísta del hombre, para hacer de ese desorden nuestra regla de conducta. Pues si ustedes viven de ese modo, ciertamente serán destruidos. Por el contrario, si con la ayuda del Espíritu destruyen sus malas acciones, entonces vivirán. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 11, 25
R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
EVANGELIO
Soy manso y humilde de corazón.
Del santo Evangelio según san Mateo: 11,25-30
En aquel tiempo, Jesús exclamó: "¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien. El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras súplicas y acoja nuestras peticiones. Digamos confiadamente: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
Oremos a Dios por el Papa Francisco, por nuestro obispo N., y por todos aquellos a los que se han confiado nuestras almas; que nuestro Señor les dé la fuerza y sabiduría para dirigir y gobernar santamente las comunidades que les han sido encomendadas y puedan así dar buena cuenta cuando se les pida. Roguemos al Señor.
Oremos también para que Dios nos conceda la paz; que él, que es la verdadera paz y el origen de toda concordia, transmita la paz del cielo a la tierra, la paz espiritual para nuestras almas y la paz temporal para nuestros días. Roguemos al Señor.
Pidamos por los que se esfuerzan en seguir las sendas del Evangelio, para que nuestro Señor los mantenga en este santo propósito hasta el fin de sus días; oremos también por los que viven en pecado, para que nuestro Señor les dé la gracia de convertirse, hacer penitencia y purificarse en el sacramento del perdón y alcanzar así la salvación eterna. Roguemos al Señor.
Oremos, finalmente, a Dios nuestro Señor por los fieles difuntos, que han salido ya de este mundo, especialmente por nuestros familiares, amigos y bienhechores, para que el Señor, por su gran misericordia, los reciba en su gloria y los coloque entre los santos y elegidos. Roguemos al Señor.
Señor Dios, que has revelado a los sencillos las riquezas de tu reino, escucha nuestras oraciones y haz que, como discípulos de tu Hijo, llevemos con él el yugo suave de la cruz y anunciemos a los hermanos el descanso eterno que sólo se encuentra en ti. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
La oblación que te ofrecemos, Señor, nos purifique, y nos haga participar, de día en día, de la vida del reino glorioso. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 33,9
Prueben y vean qué bueno es el Señor; dichoso quien se acoge a él.
O bien: Mt 11, 28
Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados, y yo los aliviaré, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que nos has colmado con tantas gracias, concédenos alcanzar los dones de la salvación y que nunca dejemos de alabarte. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- No entienden los familiares de miles de víctimas de la violencia por qué los gobernantes no prestan oídos a sus reclamos. Es tanto el dolor de tantas familias y tanto el desconsuelo que no se explica la insensibilidad de jueces y autoridades. No se puede desestimar el sufrimiento de tantos inocentes que tocan puertas, arriesgan su integridad, emplean su tiempo y sus recursos para sacudir la conciencia aletargada de ciudadanos indiferentes y de gobernantes sordos. La capacidad de escuchar el clamor de los que sufren es una de las exigencias más arraigadas en la fe de Israel y en la vida misma del Señor Jesús. Pensemos en nosotros, quienes confesamos al hijo de David, como rey manso y humilde no podemos incurrir en la tentación de la violencia. La enorme cantidad de armas que ilegalmente ingresan a nuestro país exhiben la gravedad del problema. Estamos ante una crisis mayúscula y son unos cuantos los que están buscando que marchemos por el camino de la paz y la justicia.