VIERNES 4

Verde / Rojo De Feria, Misa votiva

La Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo

MR, p. 1176 (1166) / Lecc. II, p. 412

Otros santos: Quirino de Tívoli, mártir; Felipe Smaldone, presbítero y fundador. Beato Francisco Pianzola, presbítero y fundador.

LA PROVIDENCIA DIVINA
Tob 11,5-17; Sal 144; Mc 12,35-37

A partir del capítulo cuatro entra en escena la providencia divina en la persona de Tobías, quien, guiado por el ángel Rafael, va a poner remedio a los males que padecen sus familiares. Primero, devuelve la salvación y la paz a Sara, y luego, devuelve la salud a su padre. Sin embargo, no se trata de la magia, es decir, gestos y palabras que intenten constreñir a Dios a actuar y prescindir de la cooperación humana. Intervienen factores que hacen de la sanación de Tobit un verdadero milagro y no simplemente el resultado de un artificio mágico: la presencia del ángel Rafael, las palabras del hijo exhortando a su padre a la confianza, y la acción de gracias del propio Tobit, que atribuye su sanación a Dios. La providencia divina sigue actuando de esta manera en nuestros días.

ANTÍFONA DE ENTRADA Ap 5, 9-10

Con tu sangre compraste para Dios hombres de todas las razas y lenguas, de todos los pueblos y naciones, para constituir un reino para Dios.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que redimiste a todos los hombres con la preciosa Sangre de tu Unigénito, conserva en nosotros la obra de tu misericordia, para que, celebrando sin cesar el misterio de nuestra salvación, merezcamos alcanzar sus frutos. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El Señor me castigó, pero ahora ya puedo ver a mi hijo.

Del libro de Tobias: 11,5-17

Ana se sentaba todos los días y observaba el camino para ver si regresaba su hijo Tob&iiacute;as. Un día vio que se acercaba y le dijo a su esposo Tobit: "Ya viene tu hijo con el hombre que lo acompañó".
Rafael le dijo a Tobías antes de que llegarán a donde estaba el padre de éste: "Estoy seguro de que sus ojos se abrirán. Untale la hiel del pescado en los ojos y el medicamento le quitará las manchas blancas de los ojos. Entonces tu padre recobrará la vista y podrá ver la luz".
Ana se acercó y abrazó a su hijo, diciéndole: "¡Hijo mío, ya puedo morir, después de verte!". Y rompió a llorar. Tobit se levantó, y a tropezones llegó hasta la puerta del patio. Entonces Tobías corrió a su encuentro, con la hiel del pescado en la mano, le sopló en los ojos, lo sostuvo y le dijo: "¡Padre mío, ten ánimo!". Entonces le untó el medicamento y con sus dos manos le desprendió las manchas blancas que tenía en los lagrimales. Tobit, al ver a su hijo, lo abrazó entre lágrimas y le dijo: "¡Hijo mío, luz de mis ojos: ya puedo verte!". Y añadió: "¡Bendito sea Dios y bendito sea su excelso nombre; benditos sean todos sus ángeles para siempre, porque él me castigó, pero ahora ya puedo ver a mi hijo Tobías!".
Tobit y Ana, su esposa, entraron en la casa, llenos de alegría y alabando a Dios a voz en cuello por todo lo que les había sucedido. Entonces Tobías le contó a su padre que el Señor Dios lo había conducido por el mejor camino; que había traído el dinero; que había tomado como esposa a Sara, hija de Ragüel, y que ella estaba ya cerca de las puertas de Nínive. Tobit y Ana, llenos de alegría, salieron al encuentro de su nuera, a las puertas de Nínive.
Los ninivitas, al ver que Tobit venía caminando con pasos seguros, sin que nadie lo llevara de la mano, se quedaron admirados. Tobit alababa y bendecía a Dios con grandes voces delante de todos ellos, porque Dios se había compadecido de él y le había devuelto la vista.
Tobiy se acercó a Sara, la esposa de su hijo Tobías, y la bendijo con estas palabras: "¡Bienvenida seas, hija mía! ¡Bendito sea tu Dios, que te ha traído a nosotros! ¡Bendito sea tu padre, bendito sea mi hijo Tobías y bendita seas tú, hija! ¡Bienvenida seas a tu casa! Que goces de alegría y bienestar. Entra, hija mía". Y aquel fue un día de fiesta para todos los judíos que habitaban en Nínive. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 145, 2abc. 7. 8-9a. 9bc-lO.
R/. Alaba, alma mía, al Señor.

Alaba, alma mía, al Señor; alabaré al Señor toda mi vida; cantaré y tocaré para mi Dios, mientras yo exista. R/.
El Señor siempre es fiel a su palabra, y es quien hace justicia al oprimido; él proporciona pan a los hambrientos y libera al cautivo. R/.
Abre el Señor los ojos de los ciegos y alivia al agobiado. Ama el Señor al hombre justo y toma al forastero a su cuidado. R/.
A la viuda y al huérfano sustenta y trastorna los planes del inicuo. Reina el Señor eternamente, reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 14, 23
R/. Aleluya, aleluya.

El que me ama, cumplirá mi palabra, dice el Señor, y mi Padre lo amará y vendremos a él. R/.

EVANGELIO

¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?

Del santo Evangelio según san Marcos: 12, 35-37

Un día, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó: "¿Cómo pueden decir los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, inspirado por el Espíritu Santo, ha declarado: Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha y yo haré de tus enemigos el estrado donde pongas los pies. Si el mismo David lo llama 'Señor', ¿cómo puede ser hijo suyo?". La multitud que lo rodeaba, que era mucha, lo escuchaba con agrado. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Al traer ante tu soberana presencia, Señor, nuestros dones, haz que, por medio de estos misterios, nos acerquemos a Jesús, el mediador de la nueva Alianza, y nos renovemos por la aspersión salvadora de su Sangre. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. 1 Co 10, 16

El cáliz de nuestra acción de gracias, nos une en la Sangre de Cristo; y el pan que partimos, nos une en el Cuerpo del Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Habiendo sido reconfortados con el alimento y la bebida de salvación, te pedimos, Señor, que seamos bañados siempre con la sangre de nuestro Salvador, y que ésta se convierta para nosotros en fuente de agua que brote hasta la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.