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DOMINGO 17

Verde II Domingo del Tiempo Ordinario [Se suprimen las Memorias de san Antonio, abad y san Jenaro Sánchez Delgadillo, mártir mexicano*] MR, p. 416 (412); Lecc. I, p. 154 LH, Semana II del Salterio

Otros santos: Beato Teresio Olivelli, mártir laico

LA FE INTEGRAL
1 Sam 3,3-10; Sal 39; 1 Cor 6, 13-15.17-20; Jn 1,35-42

En los capítulos finales de su Primera carta a los corintios, san Pablo reflexiona sobre algunos malentendidos que estaban fomentándose entre los cristianos de una de las ciudades más ricas e importantes de Grecia. Uno era la convicción de que la fe se vive sólo interiormente, en los pensamientos y sentimientos, es decir, en el alma. No importaba lo que un cristiano hiciera con su cuerpo, si su alma estaba pura. Pero Pablo rechaza este pretexto irrisorio proclamando "¡glorifiquen a Dios en sus cuerpos!" (v. 20). Así glorifica a Dios el joven Samuel por sus sencillas acciones corporales, despierta de su sueño, atiende la voz del Señor, y corre al santuario de Dios. Así mismo, los primeros discípulos glorifican a Jesús, siguiéndolo, mirándolo, escuchándolo, y quedándose con él. La fe se vive en toda la persona, alma y cuerpo.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 65, 4

Que se postre ante ti, Señor, la tierra entera; que todos canten himnos en tu honor y alabanzas a tu nombre.

ORACIÓN COLECTA

Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas los cielos y la tierra, escucha con amor las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz.
Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

Habla, Señor, tu siervo escucha.

Del primer libro de Samuel: 3, 3-10. 19

En aquellos días, el joven Samuel servía en el templo a las órdenes del sacerdote Elí. Una noche, estando Elí acostado en su habitación y Samuel en la suya, dentro del santuario donde se encontraba el arca de Dios, el Señor llamó a Samuel y éste respondió: "Aquí estoy". Fue corriendo a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?". Respondió Elí: "Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte". Samuel se fue a acostar. Volvió el Señor a llamado y él se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: "Aquí estoy. ¿Para qué me llamaste?". Respondió Elí: "No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte". Aún no conocía Samuel al Señor, pues la palabra del Señor no le había sido revelada. Por tercera vez llamó el Señor a Samuel; éste se levantó, fue a donde estaba Elí y le dijo: ''Aquí estoy. ¿Para Qué me llamaste?".
Entonces comprendió Elí que era el Señor quien llamaba al joven y dijo a Samuel: "Ve a acostarte y si te llama alguien responde: 'Habla, Señor; tu siervo te escucha' ". Y Samuel se fue a acostar.
De nuevo el Señor se presentó y lo llamó como antes: "Samuel, Samuel". Éste respondió: "Habla, Señor; tu siervo te escucha". Samuel creció y el Señor estaba con él. y todo lo que el Señor le decía, se cumplía. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 39,2 Y 4ab. 7-8a. 8b-9.10.

R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Esperé en el Señor con gran confianza, él se inclinó hacia mí y escuchó mis plegarias. Él me puso en la boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.
Sacrificios y ofrendas no quisiste, abriste, en cambio, mis oídos a tu voz. No exigiste holocaustos por la culpa, así que dije: "Aquí estoy". R/.
En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.
He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.

SEGUNDA LECTURA

Los cuerpos de ustedes son miembros de Cristo.

De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios: 6,13-15.17-20

Hermanos: El cuerpo no es para fornicar, sino para servir al Señor; y el Señor, para santificar el cuerpo. Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros con su poder. ¿No saben ustedes que sus cuerpos son miembros de Cristo? Y el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él. Huyan, por lo tanto, de la fornicación. Cualquier otro pecado que cometa una persona, queda fuera de su cuerpo; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
¿O es que no saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo. Que han recibido de Dios y habita en ustedes? No son ustedes sus propios dueños, porque Dios los ha comprado a un precio muy caro. Glorifiquen, pues, a Dios con el cuerpo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Cfr. Jn 1, 41.17
R/. Aleluya, aleluya.

Hemos encontrado a Cristo, el Mesías. La gracia y la verdad nos han llegado por él. R/.

EVANGELIO

Vieron dónde vivía y se quedaron con él.

Del santo Evangelio según san Juan: 1,35-42


En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: "Éste es el Cordero de Dios". Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. Él se volvió hacia ellos, y viendo que lo seguían, les preguntó: "¿Qué buscan?". Ellos le contestaron: "¿Dónde vives, Rabí?". (Rabí significa "maestro"). Él les dijo: "Vengan a ver". Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Eran como las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron lo que Juan el Bautista decía y siguieron a Jesús. El primero a quien encontró Andrés fue a su hermano Simón, y le dijo: "Hemos encontrado al Mesías" (que quiere decir "el Ungido"). Lo llevó a donde estaba Jesús y éste, fijando en él la mirada, le dijo: "Tú eres Simón, hijo de Juan. Tú te llamarás Kefás" (que significa Pedro, es decir, "roca"). Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos. hermanos al Señor y pidámosle que escuche compasivamente nuestras plegarias:
Por la santa Iglesia de Dios, para que Dios, nuestro Señor, le conceda la paz y la unidad y la proteja en todo el mundo, roguemos al Señor.
Por los gobernantes de nuestra patria y de todas las naciones, para que Dios, nuestro Señor, dirija sus pensamientos y decisiones hacia una paz verdadera, roguemos al Señor.
Por los que están en camino de conversión y por los que se preparan a recibir el bautismo, para que Dios, nuestro Señor, les abra la puerta de la misericordia y les dé parte en la vida nueva de Cristo Jesús, roguemos al Señor.
Por nuestros familiares y amigos que no están ahora aquí con nosotros, para que Dios, nuestro Señor, escuche sus oraciones y lleve a la realidad sus deseos, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que muestras los signos de tu presencia en la Iglesia, en nuestra asamblea y en todos los hermanos, escucha las oraciones de esta familia tuya y no permitas que nunca dejemos de estar atentos a ninguno de los signos que nos ofreces para manifestar tu plan de salvación, a fin de que nos convirtamos en apóstoles y profetas de tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Concédenos, Señor, participar dignamente en estos misterios, porque cada vez que se celebra el memorial de este sacrificio, se realiza la obra de nuestra redención.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 22, 5

Para mí, Señor, has preparado la mesa y has llenado mi copa hasta los bordes.

O bien:

Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Infúndenos, Señor, el espíritu de tu caridad, para que, saciados con el pan del cielo, vivamos siempre unidos en tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor.

O bien:

*San Jenaro Sánchez Delgadillo, mártir mexicano 1 Jn 4,16
Nació en Zapopan, Jal. (Arquidiócesis de Guadalajara), el 19 de septiembre de 1886, Vicario de Tamazulita, de la parroquia de Tecolotlán, Jal, (Diócesis de Autlán). Su párroco elogiaba su obediencia. Los fieles admiraban su rectitud, su fervor, la elocuencia de su predicación, y aceptaban gustosos la energía del Padre Jenaro cuando les exigía la buena preparación para recibir los sacramentos. Los soldados y algunos agraristas le tomaron preso junto con unos feligreses amigos cuando iban al campo. A todos les dejaron libres menos al Padre Jenaro quien fue conducido a una loma. cercana a Tecolotlán y en un árbol prepararon la horca. El Padre Jenaro colocado en el centro de la tropa, con heroica serenidad les habló: «Bueno, paisanos, me van a colgar; yo les perdono, que mi Padre Dios también les perdone y siempre viva Cristo Rey». Los verdugos tiraron la soga con tal fuerza que la cabeza del mártir pegó fuertemente en una rama del árbol. Poco después murió en aquella noche del 17 de enero de 1927. La saña de los soldados continuó y en la madrugada regresaron, bajaron el cadáver, le dieron un tiro en el hombro y una puñalada que casi atravesó el cuerpo inerte del testigo de Cristo.

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- En nuestra religiosidad, el cuerpo tiene un papel crucial. Con el cuerpo tocamos las imágenes de los santos a quienes rezamos. Con el cuerpo hacemos peregrinajes, a veces a pie y a veces de rodillas. Con el cuerpo nos sentamos, nos ponemos de pie, y nos inclinamos durante la Eucaristía. Con el cuerpo comemos el pan eucarístico. Puede ser que, cuando estamos deprimidos o distraídos, logramos rezar únicamente con nuestros cuerpos, sentándonos en la presencia del Señor sin saber qué pensar o sentir. Tal fe corporal es preciosa a los ojos de Dios. No olvidemos, por ejemplo, que el Rey David rezó danzando, saltando, girando, y gritando (2 Sam 6, 14-16) Y Dios estaba muy complacido. El Señor es un amigo y, como buenos amigos que se dan la mano y se abrazan, tenemos que utilizar nuestros cuerpos para amarlo.

Del 18 al 25 de enero se celebra el Octavario de oración por la unidad de los cristianos. El Tema para 2021 es: Permanezcan en mi amor y darán fruto en abundancia (cf. Jn 15,5-9)