JUEVES 22

Santa María Magdalena

Blanco Fiesta MR, p. 788 (755) / Lecc. III, p. 84

Otros santos: Felipe Evans, presbítero de la Compañía de Jesús y mártir. Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, religiosa y fundadora.

María de Magdala, pecadora perdonada por Jesús, se dedicó a servir con todo su amor. Cuando los Apóstoles huyeron, ella se mantuvo firme al pie de la cruz del Señor, junto con la santísima Virgen, Juan y algunas otras mujeres. Jesús recompensó la fidelidad de Magdalena apareciéndosele especialmente la mañana del domingo de Pascua y encargándole que les comunicara a sus discípulos el mensaje de la resurrección.

BUSCO AL QUE MI ALMA AMA
Cant 3, 1-4; Sal 62; Jn 20, 1-2. 11-18

El nocturno que nos presenta el Cantar de los Cantares, nos transporta de la luz y de los colores de la primavera, a la oscuridad de la noche; pasamos del campo abierto, a la alcoba cerrada, donde una mujer sueña, noche tras noche. En un ambiente de desasosiego, pasa la noche buscando "al que ama mi alma". En sus sueños recorre las calles y las esquinas y, finalmente, lo encuentra, lo abraza, y no lo suelta. Este episodio, nos recuerda a santa María Magdalena en el Evangelio de hoy, buscando a Jesús en la oscuridad de la madrugada, después de su resurrección. También puede recordamos la búsqueda humana sobre el significado en la vida, y la decisión de la humanidad, en cada época de la historia, de abrazarlo y no soltarlo, después de encontrar en Jesús, su sentido y significado.

ANTÍFONA DE ENTRADA Jn 20, 17

Dijo Jesús a María Magdalena: Ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios.

Se dice Gloria.

ORACIÓN COLECTA

Dios nuestro, que quisiste que santa María Magdalena fuera la primera en recibir de tu Unigénito el encargo de anunciar el gozo pascual, concédenos por su intercesión que, siguiendo su ejemplo, anunciemos a Cristo resucitado y merezcamos contemplarlo reinando en el cielo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA**

Encontré al amor de mi alma.

Del libro del Cantar de los cantares: 3, 1-4

Esto dice la esposa: "En mi lecho, por las noches, a mi amado yo buscaba. Lo busqué, pero fue en vano. Me levantaré. Por las plazas y barrios de la ciudad buscaré al amor de mi alma.
Lo busqué, pero fue en vano. Y me encontraron los guardias de la ciudad, y les dije: '¿Qué no vieron a aquel que ama mi alma?'. Y apenas se fueron, encontré al amor de mi alma". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

O bien:

Ya no juzgamos a Cristo con criterios humanos.

De la segunda carta del apóstol san Pablo a los corintios: 4 5,14-17

Hermanos: El amor de Cristo nos apremia, al pensar que si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Por eso nosotros ya no juzgamos a nadie con criterios humanos. Si alguna vez hemos juzgado a Cristo con tales criterios, ahora ya no lo hacemos. El que vive según Cristo es una creatura nueva; para él todo lo viejo ha pasado. Ya todo es nuevo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9.
R/. Señor, mi alma tiene sed de ti.

Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora, como el suelo reseco añora el agua. R/.
Para admirar tu gloria y tu poder, anhelo contemplarte en el santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios. R/.
Fuiste mi auxilio y a tu sombra, canté lleno de gozo. A ti se adhiere mi alma y tu diestra me da seguro apoyo. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.

¿Qué has visto de camino, María en la mañana? A mi Señor glorioso, la tumba abandonada. R/.

EVANGELIO

¿Por qué estás llorando? ¿A quién buscas?

Del santo Evangelio según san Juan: 20, 1-2.11-18

El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba. Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto".
María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: "¿Por qué estás llorando, mujer?". Ella les contestó: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto".
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: "Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?". Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: "Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto". Jesús le dijo: "¡María!". Ella se volvió y exclamó: "¡Rabbuní!", que en hebreo significa 'maestro'. Jesús le dijo: "Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios' ".
María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta, Señor, los dones que te presentamos en la conmemoración de santa María Magdalena, con el mismo agrado con el que tu Unigénito aceptó su homenaje de amor. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 2 Co 5,14-15

El amor de Cristo nos apremia a que no vivamos para nosotros mismos, sino sólo para él, que por nosotros murió y resucitó.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor, que la santa recepción de tu sacramento, infunda en nosotros aquel amor perseverante con el que santa María Magdalena estuvo siempre unida a Cristo, su maestro. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.