ENERO 2021
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VIERNES 8

Blanco Feria del Tiempo de Navidad MR, p. 176 (195); Lecc. I, p. 475

Otros santos: Apolinar de Hierápolis "el Apologista", obispo; Severino de Austria, sacerdote y monje. Beato Tito Zeman. sacerdote de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco y mártir.

DIOS NO ES PEQUEÑO
1 Jn 5, 5-13,4; Sal 147; Lc 5, 12-16

Para el Salmo 147, Jahvé no es un dios más. Al contrario, es el Dios de la naturaleza y de la historia, del cosmos y del tiempo, de Israel y de toda la humanidad. Por eso, en el Evangelio de hoy Jesús se muestra como maestro no sólo del alma sino también del cuerpo, curando al leproso de su enfermedad corporal y de su falta de valor ante la vida. Por ello, la Primera carta de Juan se dirige no sólo a una iglesia particular sino a la Iglesia Universal, como hacen otras cartas del Nuevo Testamento que son conocidas como cartas "católicas" o, más claramente, universales. Nuestro Dios no es pequeño, como son los dioses falsos de la riqueza, el poder, o el placer. Nuestro Dios es tan grande que llena el universo y, si se lo permitimos, toda nuestra existencia.

ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 111, 4

Una luz se levanta en las tinieblas para los hombres de corazón recto: el Señor clemente, justo y compasivo.

ORACIÓN COLECTA

Concédenos, Dios todopoderoso, que el nacimiento del Salvador del mundo, manifestado por la estrella, sea comprendido por nuestras mentes cada vez con mayor profundidad. Por nuestro Señor Jesucristo ...

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA

El Espíritu, el agua y la sangre.

De la primera carta del apóstol san Juan: 5, 5-13

Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios. Jesucristo es el que vino por medio del agua y de la sangre; él vino, no sólo con agua, sino con agua y con sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Así pues, los testigos son tres: el Espíritu, el agua y la sangre. Y los tres están de acuerdo.
Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios vale mucho más y ese testimonio es el que Dios ha dado de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios tiene en sí ese testimonio. El que no le cree a Dios, hace de él un mentiroso, porque no cree en el testimonio que Dios ha dado de su Hijo. Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida. A ustedes, los que creen en el nombre del Hijo de Dios, les he escrito estas cosas para que sepan que tienen la vida eterna.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 147,12-13.14-15.19-20.

R/. Demos gracias y alabemos al Señor.
Glorifica al Señor, Jerusalén, a Dios ríndele honores, Israel. Él refuerza el cerrojo de tus puertas y bendice a tus hijos en tu casa. R/.
Él mantiene la paz en tus fronteras, con su trigo mejor sacia tu hambre. Él envía a la tierra su mensaje y su palabra corre velozmente. R/.
Le muestra a Jacob su pensamiento, sus normas y designios a Israel. No ha hecho nada igual con ningún pueblo, ni le ha confiado a otro sus proyectos. R/.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Mt 4, 23
R/. Aleluya, aleluya.

Jesús predicaba la buena nueva del Reino y curaba a la gente de toda enfermedad. R/.

EVANGELIO

Al momento desapareció la lepra.

Del santo Evangelio según san Lucas: 5, 12-16

En aquel tiempo, estando Jesús en un poblado, llegó un leproso, y al ver a Jesús, se postró rostro en tierra, diciendo: "Señor, si quieres, puedes curarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero. Queda limpio". Y al momento desapareció la lepra. Entonces Jesús le ordenó que no lo dijera a nadie y añadió: "Ve, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés prescribió. Eso les servirá de testimonio".
Y su fama se extendía más y más. Las muchedumbres acudían a oído y a ser curados de sus enfermedades. Pero Jesús se retiraba a lugares solitarios para orar. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta benignamente, Señor, los dones de tu pueblo, para que recibamos, por este sacramento celestial, aquello mismo que el fervor de nuestra fe nos mueve a proclamar. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio de la Epifanía, MR., p. 496 (492).

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN 1 Jn 4, 9

En esto se manifiesta el amor que Dios nos tiene; en que envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por él.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Señor Dios, que nos unes a ti al permitirnos participar en tus sacramentos, realiza su poderoso efecto en
nuestros corazones, y que la misma recepción de este don tuyo nos haga más dignos de seguirlo recibiendo. Por Jesucristo, nuestro Señor.